La comunión es uno de los momentos más importantes de la vida de cualquier católico. Al recibir a Jesús en la Eucaristía, nos unimos a Él de la manera más íntima posible. Pero, ¿cómo debemos prepararnos para este momento tan especial?
Antes de comulgar, es importante dedicar unos minutos a la oración. Esta es una manera de limpiar nuestro corazón y prepararnos para la llegada de Jesús.
Oración antes de comulgar
Existen muchas oraciones que podemos hacer antes de comulgar. Una de las más comunes es:
- Oh Jesús, me he acordado de Vos y he dicho: Voy, voy a comulgar, pensando que Vos me esperáis y me convidáis a recibiros. Esto me llena de alegría, y mi corazón os desea para unirse con Vos. Venid, Jesús, venid. Venid y quitad de mi corazón todo aquello que pueda desagradaros.
Esta oración es ideal porque nos permite recordar a Jesús y nos ayuda a concentrarnos en Él. Además, nos pide que limpiemos nuestro corazón de todo aquello que pueda desagradar a Dios.
Recuerda que la oración no se trata de repetir frases sin sentido, sino de hablar con Dios con sinceridad y humildad.
Otra oración que podemos hacer antes de comulgar es la siguiente:
- Señor mío Jesucristo, creo que estás presente en el Santísimo Sacramento. Te amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibirte dentro de mi alma. Pero no soy digno de hacerlo, ven, Señor, a mi corazón y purifícalo con tu amor. Dame la humildad, la fe y la devoción para comulgarte bien.
Esta oración es ideal para aquellos que sienten que no son dignos de recibir a Jesús. Nos pide que tengamos humildad y fe, y nos permite entregarnos a Él con amor y devoción.
Es importante recordar que la oración antes de comulgar no se trata de recitar frases al azar, sino de abrir nuestro corazón a Dios y pedir su ayuda y guía.
Además de la oración, es importante que estemos en un estado de gracia para poder recibir a Jesús en la Eucaristía. Esto significa que debemos haber confesado nuestros pecados recientemente y estar libres de cualquier pecado mortal.
En resumen, la oración antes de comulgar es una manera de prepararnos para la llegada de Jesús en la Eucaristía. Debemos dedicar unos minutos a hablar con Dios con humildad y sinceridad, pidiéndole su ayuda y guía. Además, es importante que estemos en un estado de gracia para poder recibir a Jesús de manera apropiada.
Si necesitas ayuda para realizar una buena confesión o tienes dudas acerca de cómo prepararte antes de comulgar, no dudes en hablar con un sacerdote. Él te guiará y te ayudará en este proceso tan importante de tu vida espiritual.
¿Cuál es la oración antes de comulgar?
La comunión espiritual ha tomado un lugar importante en estos tiempos sin precedentes. Con el coronavirus forzando a los templos a cerrar sus puertas, la comunión espiritual tiene el potencial de permitir a los creyentes vivir su fe aún en estos días complejos. Pero quizás te preguntes, ¿existe una oración antes de comulgar espiritualmente?
La respuesta es sí, hay oraciones a la que se puede recurrir para la comunión espiritual. Sin embargo, es importante entender lo que implica la comunión espiritual en primer lugar. La comunión espiritual es un acto de deseo por el que le expresamos a Jesucristo que deseamos recibirlo en nuestro corazón. En otras palabras, es una manera de manifestar nuestra intención de recibir la comunión de manera espiritual ya que no podemos hacerlo físicamente.
Como mencionado antes, la comunión espiritual no tiene una fórmula fija o establecida. Pero eso no significa que no se pueda recurrir a ciertas oraciones para complementar el deseo de recibir a Jesús en nuestro corazón. Una de ellas es la oración de San Alfonso Ligorio:
“¡Jesús mío, creo que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar! Os amo sobre todas las cosas y deseo ardientemente recibiros en mi alma. Pero como no puedo hacerlo en este momento sacramentalmente, venid al menos espiritualmente a mi corazón. Te abrazo como si ya estuvieras ahí y me uno completamente a Ti. Por favor, no permitas que nunca me separe de Ti”.
Esta es una oración comúnmente usada para la comunión espiritual. Sin embargo, no es la única que se puede usar para expresar nuestro anhelo por Jesús. En lugar de recurrir a una oración establecida, la comunión espiritual puede convertirse en un acto personalizado, donde se expresa a Jesús nuestro deseo de estar con Él espiritualmente.
Más allá de cualquier oración que se pueda decir, es importante entender que la oración es fundamental en la vida de fe. La oración es la forma fundamental de comunicarse con Dios, y como tales, constituyen una dimensión importante no solo en los tiempos de pandemia sino en la vida cotidiana.
En el evangelio de Juan, Jesús dijo que el culto cristiano es “en espíritu y verdad”. Esta es otra prueba de que la comunión espiritual puede ser una forma legítima de estar en la presencia de Dios, incluso cuando no podemos estar en un lugar físico como una iglesia. En estos tiempos sin precedentes, donde la enfermedad se ha propagado de forma rápida, y muchas iglesias han cerrado sus puertas para proteger a la comunidad, la comunión espiritual puede ser una forma de mantener nuestra fe viva.
La situación actual del mundo presenta numerosos desafíos para la humanidad, especialmente para los creyentes. Ahora, más que nunca, debemos recordar que estamos unidos universalmente en la oración, y en la fe. La vida continua, y aunque esto puede parecer un golpe para nuestras comunidades de fe, la comunión espiritual puede ser una forma de recordarnos que aún podemos expresar nuestro anhelo por Jesús de una forma única.
La oración es una forma de unión antes de comulgar, en el caso de la comunión espiritual, esa unión es más importante que nunca. Ahora debemos recordar que la oración no tiene límites y que se puede hacer en cualquier lugar. En cualquier momento podemos manifestar nuestro deseo de estar con Jesús y de fortalecer nuestra fe. La oración no tiene límites de tiempo ni lugar, y eso es algo fundamental que debemos recordar.
Es importante que los creyentes se den cuenta de que en estos tiempos de incertidumbre, muchas iglesias están obligadas y comprometidas a cerrar sus puertas para proteger a la comunidad. Pero este cierre no significa que su fe deba disminuir. Por el contrario, puede ser una oportunidad para fortalecer la comunión espiritual y la oración, recordando que Jesús siempre está presente cuando lo buscamos de todo corazón.
Para resumir, aunque no existe una única oración correcta para la comunión espiritual, la oración por excelencia es aquella que expresa el deseo de Jesucristo de estar presente en nuestro corazón. En tiempos de pandemia y cierre de templos, debemos recordar que la oración no tiene límites y que la comunión espiritual puede ser una forma de fortalecer nuestra fe y mantenernos unidos en la oración universal. Que la oración nos una como creyentes. ¡Viva la fe!
¿Que se reza antes de recibir la ostia?
La sagrada eucaristía es uno de los siete sacramentos de la Iglesia católica. Es el sacramento por el cual se recibe el cuerpo y la sangre de Cristo. Tanto la biblia (Jn 6,55) como el catecismo de Baltimore, apuntan que la sagrada eucaristía contiene el cuerpo y la sangre de nuestro Señor Jesucristo bajo la apariencia del pan y del vino. Recibir este sacramento es un momento de conexión directa con nuestro Señor, por lo que es importante hacerlo de la manera adecuada.
Existen dos formas establecidas por la Iglesia católica para recibir el cuerpo de Cristo: en la lengua o en la mano. Es importante conocer el ritual completo para cada opción antes de elegir cuál es la forma en la que se va a tomar la comunión. Si se elige la comunión en la lengua, se debe hacer una señal de reverencia, genuflexión o una señal de la cruz antes de tomar la comunión. Y, por supuesto, ¡no olvidar responder “amén” al momento de recibir la hostia!
Ahora bien, si se prefiere recibir la comunión en la mano, se debe hacer una señal de reverencia antes de recibir la hostia, que se recibe con la mano derecha mientras se sostiene la izquierda debajo, para asegurarse de que no haya perdidas. Una vez recibida la hostia, también hay que responder “amén” y tomarla inmediatamente. Los celulares y cualquier otro objeto en las manos deben ser guardados en ese momento para evitar una posible falta de respeto.
No cabe duda de que el sacramento de la eucaristía es uno de los más importantes dentro de la Iglesia católica, por lo que es importante recibirlo con el respeto que Cristo merece.
Es importante también mencionar que antes de recibir la eucaristía, se recomienda hacer una reflexión personal y encontrar paz en el corazón. El comulgante debe esforzarse por recibir al Señor Jesús no solo con el corazón dispuesto y en gracia, sino con el respeto que Cristo merece.
Es cierto que la Iglesia católica ha adoptado diferentes prácticas y ritos en cada país, incluso varían en la misma diócesis, pero siempre se debe entender que estas opciones han sido elegidas con una intención y significado muy específicos, y no sólo una forma de modernizarse sino una forma de profundizar el vínculo con Dios.
El sacramento de la eucaristía se recibe en la misa, que es el acto principal del cristianismo. Ya sea en una iglesia local o en el Vaticano, el momento en el que se recibe la sagrada hostia es el clímax de la misa. Un momento tan sagrado, que se debe guardar el máximo respeto posible.
Hay que tener en cuenta que, para poder recibir la eucaristía, es necesario haber completado los requisitos previos. Uno de los más importantes es la confesión sacramental, ya que es una forma de purificar el alma y estar más cerca de Dios. El confesionario es un acto de humildad, y cuando uno está allí, reconoce sus pecados ante Dios y pide perdón.
Otro aspecto importante es el ayuno previo a recibir la comunión. Según el Código de Derecho Canónico de 1983, es necesario observar el ayuno eucarístico, que consiste en ayunar de alimentos sólidos y líquidos durante una hora antes de recibir la eucaristía. Así se demuestra el respeto y la veneración que se tiene hacia este sacramento.
El ritual de la sagrada eucaristía es eminentemente personal, así que es importante que al margen de la forma de comunión elegida, se reciba por parte del sacerdote la sagrada eucaristía, que no es más grande que una moneda, dentro de la boca o en las manos, dependiendo de la manera en que se haya elegido recibir la hostia. La tradición católica es muy rica, y tiene mucha historia detrás, de ahí la importancia de llevar a cabo las acciones necesarias con el debido respeto y solemnidad.
No hay que olvidar que, antes de la comunión, uno puede realizar una oración personal que le ayude a preparar su alma para el momento. Una oración tanto a Dios como a la Virgen María o sus santos, que le pedirá ayuda divina en su vida terrenal.
Además, durante la eucaristía, los fieles pueden orar en silencio o en voz baja para estar más cerca de Dios, tener un encuentro personal con él y acercarse al perdón y a la gracia divina.
Cuando la Sagrada Eucaristía es llevada a los enfermos o ancianos, los ministros extraordinarios hacen que este gran sacramento llegue a quienes no pueden presenciar la misa. De esta manera, los enfermos pueden ser reconfortados y recibir la paz y la fuerza que sólo Dios nos puede ofrecer.
En resumen, es fundamental recibir la sagrada Eucaristía de la forma establecida por la iglesia católica, ya sea en la lengua o en la mano. Antes de recibirla, es importante hacer una reflexión personal y encontrar paz en el corazón y también es necesario cumplir con los requisitos previos como el ayuno previo y la confesión sacramental. A demás, se puede realizar una oración personal que le ayude a preparar su alma para ese momento tan importante. La Sagrada Eucaristía es el sacramento por el cual se recibe el cuerpo y la sangre de Cristo, por eso se debe recibir con el debido respeto y solemnidad que Cristo merece.
¿Que se dice cuando se va a tomar la ostia?
La Procesión de la Comunión es una acción profundamente religiosa que requiere un comportamiento digno y adecuado como aquellos que han sido redimidos por Cristo y vienen a recibir a su Dios. Pero ¿qué se dice cuando se va a tomar la ostia?
Es importante recordar que la Misa es la acción de una comunidad en lugar de un acto individual de propia fe y piedad. Por eso, cuando estamos en la iglesia y llega el momento de tomar la ostia, se dice “Amén” en señal de comunión con los hermanos en la fe, y como respuesta a la invitación del sacerdote que nos dice: “El Cuerpo de Cristo”.
El “Amén” es una palabra hebrea que significa “así sea” o “verdad”. En la liturgia cristiana, esta palabra es una afirmación de la fe en las palabras y obras de Dios, una ratificación de la presencia de su Hijo en la sagrada hostia que vamos a recibir.
Es importante recordar que el Bautismo nos ha unido a Cristo y a nuestro prójimo como la vid a sus ramas. Por eso, cuando vamos a tomar la ostia, debemos hacerlo conscientes de que somos parte del Cuerpo de Cristo, una comunidad de fe que se une en la Eucaristía para renovar su compromiso con Dios y entre sí.
Al decir “Amén” y recibir la ostia, estamos haciendo un acto de fe y amor a nuestro Señor Jesucristo, y tomando parte en la vida de la Iglesia, que es el misterio de Cristo presente en el mundo.
Es importante resaltar que la Procesión de la Comunión es una acción del Cuerpo de Cristo y los miembros de la comunidad son un símbolo de la Iglesia peregrina en camino. Por ese motivo, debemos procurar un comportamiento adecuado para honrar esta acción sagrada, acercarnos con las manos limpias y en actitud de recogimiento, con plena conciencia de lo que vamos a hacer.
El Himno de la Comunión es una oración de acción de gracias comunitaria de los miembros del Cuerpo de Cristo, que expresa la unión espiritual de los comulgantes por medio de la unidad de sus voces. Es un momento de profunda espiritualidad que nos invita a la reflexión y meditación, agradecer las bendiciones recibidas y recordar nuestros compromisos como miembros del Cuerpo de Cristo
La Iglesia considera la Procesión de la Comunión como un signo de la Iglesia peregrina y de los que creen en Cristo en su camino hacia la Jerusalén Celestial. La asamblea litúrgica de los bautizados es un testigo y una manifestación de la Iglesia peregrina. Por eso, es importante que cuando vamos a tomar la ostia, nos esforcemos por comprender el significado profundo de este momento, que nos acerca más a Dios y a nuestra comunidad de fe
En la Eucaristía, los comulgantes se preparan para recibir el Cuerpo y Sangre de Cristo, que se hacen presentes en la sagrada hostia. La ostia no es un simple pan, sino que ha sido consagrada por el sacerdote y se ha convertido en el cuerpo de Cristo, como dice la Iglesia CATÓLICA.
Por eso, cuando llega el momento de tomar la ostia, no “te dan el pan” sino que “te dan el Cuerpo de Cristo”. Es un momento solemne, un encuentro con nuestro Señor que nos invita a la reflexión, al agradecimiento y al compromiso con nuestra fe.
En la Procesión de la Comunión, los comulgantes se acercan al altar para recibir la sagrada hostia. Es importante que nos acerquemos en procesión, en orden y siguiendo las disposiciones del sacerdote. La actitud de recogimiento, devoción y oración son fundamentales para lograr una comunión plena con Dios y nuestra comunidad de fe.
Además, debemos tener en cuenta que la comunión implica un compromiso con la Iglesia y su doctrina, un acto de fe que nos invita a renovar nuestro compromiso de pertenecer a la comunidad de la Iglesia y de seguir sus enseñanzas y valores. La comunión no es solo una acción ceremonial, sino un acto que tiene profundos significados e implicancias para nuestra vida de fe.
Por eso, cuando vamos a tomar la ostia, debemos acercarnos conscientes de que estamos haciendo un acto de fe y de amor a nuestro Señor Jesucristo, de compromiso con la Iglesia y nuestra comunidad de fe. Es un momento de profundización espiritual y de encuentro con nuestro Señor que debemos vivir con plena conciencia y respeto.
Otro aspecto importante de la Procesión de la Comunión es el respeto que debemos tener hacia la sagrada hostia. La ostia es el Cuerpo de Cristo, y como tal, debemos tratarla con el máximo respeto y veneración.
El sacerdote o el ministro de la comunión nos ofrece la hostia en la mano o en la boca, según la tradición. No hay una forma correcta o incorrecta de recibir la ostia, pero es importante que lo hagamos con la máxima devoción y respeto.
Si recibimos la ostia en la mano, debemos extender una mano sobre la otra formando una especie de “trono” para Jesús. La mano izquierda ayuda a sostener la mano derecha, lo que evita que la ostia sea derramada o caiga al suelo.
Si recibimos la ostia en la boca, debemos abrir la boca completamente y dejar que el sacerdote o ministro de la comunión la coloque en nuestra lengua.
En ambos casos, es importante que no mordamos la ostia ni la mastiquemos. La ostia debe disolverse en la boca y ser deglutida con profundidad y respeto, ya que en ese momento estamos recibiendo el Cuerpo de Cristo.
En resumen, cuando vamos a tomar la ostia, debemos hacerlo con la máxima devoción, respeto y compromiso con nuestra fe. Es un momento de encuentro con nuestro Señor Jesucristo y nuestra comunidad de fe, un acto de amor y de compromiso que nos invita a profundizar nuestra vida espiritual y nuestra cercanía con Dios y nuestra comunidad cristiana.
¿Qué dices antes de la Eucaristía?
La Eucaristía, la transubstanciación, la Presencia Real de Jesús, la Adoración al Santísimo Sacramento y la campaña I AM Here son solo algunas de las muchas prácticas y tradiciones en torno a la Eucaristía en la Iglesia Católica. Un aspecto a menudo pasamos por alto es lo que decimos antes de la Eucaristía.
Si bien la liturgia de la Eucaristía sigue un patrón predecible, ¿alguna vez te has detenido a considerar lo que dices antes de recibir la Comunión? ¿Sientes vergüenza por no saber qué decir? ¿O simplemente te quedas en silencio, ansioso por el próximo paso?
Es importante saber que no hay una respuesta correcta o incorrecta a esta pregunta. Lo importante es que se reconozca que la Eucaristía es un momento sagrado y que se trate con respeto. Aquí te presentamos algunas de las oraciones y reflexiones comunes que se pueden decir antes de recibir la Comunión.
Oración antes de la Eucaristía
Una oración comúnmente utilizada antes de la Comunión es la Oración antes de la Eucaristía:
-
Señor Jesús,
creo que estás presente en el Santísimo Sacramento.
Te amo sobre todas las cosas y te deseo en mi alma.
Ya que no puedo recibirte sacramentalmente,
ven al menos espiritualmente a mi corazón.
Y como si ya te hubiera recibido,
te abrazo y me uno todo a ti.
No permitas que jamás me separe de ti.
Amén.
Esta oración es un recordatorio de la presencia de Jesús en la Eucaristía y un llamado a la unidad con Cristo.
La Oración del Cordero de Dios
Otra opción es orar la Oración del Cordero de Dios:
-
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Esta es una oración penitencial que reconoce la necesidad de la misericordia divina y pide la paz de Cristo.
Reflexiones personales
También puede ser útil reflexionar personalmente antes de recibir la Comunión. Algunas preguntas que puedes hacerte a ti mismo son:
-
¿Cómo he vivido mi fe y mi relación con Dios esta semana?
-
¿Hay algo que necesite arrepentirme o pedir perdón?
-
¿Estoy dispuesto a aceptar la gracia y el amor de Jesús a través de la Eucaristía?
Responder estas preguntas puede ayudar a preparar el corazón para recibir la Comunión y asegurarse de que se esté en el estado de ánimo correcto para recibir el sacramento.
I AM Here
La campaña I AM Here, lanzada en asociación con la Arquidiócesis de Detroit y respaldada por la National Eucharistic Revival, también ofrece meditaciones gratuitas en la aplicación Hallow.
Con este programa, se invita a los fieles a “renovar su amor y devoción a la Eucaristía a través de meditaciones diarias en la aplicación gratuita de oración Hallow”. Las meditaciones incluyen reflexiones sobre la Eucaristía, oraciones y meditaciones guiadas.
Al tomar el tiempo para preparar corazón y mente para la Eucaristía, podemos disfrutar plenamente de la Presencia Real de Cristo en la Comunión. Ahora que conoces algunas de las oraciones y reflexiones comunes, ¿cuál elegirás la próxima vez que recibas la Comunión?