La primera comunión es uno de los momentos más importantes para los niños católicos en México. Es el día en que reciben la Eucaristía por primera vez y se convierten en miembros completos de la iglesia. Después de la primera comunión, los niños deben hacer una oración especial para agradecer a Dios por el don de la Eucaristía y pedir su bendición y guía.
Una oración de agradecimiento
Después de recibir la Eucaristía por primera vez, es importante hacer una oración de agradecimiento. Esta oración debe comenzar con un reconocimiento del amor de Dios y su bondad al darnos la oportunidad de recibir la Eucaristía. Es importante tener en cuenta que la Eucaristía es uno de los mayores regalos que Dios nos ha dado y debemos agradecer sinceramente por este regalo.
Es por eso que la siguiente oración puede ser una guía a seguir:
“Dios mío, te doy gracias por el don de la Eucaristía. Gracias por amarnos tanto y darnos la oportunidad de recibir la Eucaristía. Te pido que nos ayudes a vivir más cerca de Ti y a nunca olvidar el amor que Tu tienes por nosotros”.
Una oración de petición
Después de una oración de agradecimiento, es importante hacer una oración de petición. Es una oportunidad perfecta para pedirle a Dios que nos guíe y nos ayude a vivir vidas plenas y significativas. En esta oración, podemos pedirle a Dios que nos dé la fortaleza para seguir sus enseñanzas, la humildad para reconocer nuestros errores y la sabiduría para tomar las decisiones correctas.
La siguiente oración puede servir como una guía para la oración de petición después de la primera comunión:
“Querido Dios, te pido que me ayudes a ser un buen cristiano y a seguir tus enseñanzas. Ayúdame a ser humilde y a reconocer mis errores, y a tener la sabiduría para tomar las decisiones correctas. Te pido que me bendigas y me guíes en mi camino hacia Ti”.
Oración a María Santísima
Muchos creyentes en México sienten una profunda devoción a María Santísima, la madre de Jesús. Después de la primera comunión, los niños pueden hacer una oración especial a María para pedirle su intercesión y protección.
La siguiente oración puede ser una guía para una oración a María Santísima:
“María, madre de Jesús y nuestra madre, te pido que ruegues por nosotros y nos protejas en nuestro camino hacia tu Hijo Jesús. Ayúdanos a seguir su ejemplo y a amar a Dios más cada día. Gracias por tu amor, tu guía y tu protección. Amén”.
Oración al Ángel de la Guarda
Otra oración importante después de la primera comunión es la oración al Ángel de la Guarda. Muchos creyentes en México creen en la existencia de un ángel guardián que protege y guía a cada persona.
La siguiente oración puede ser una guía para una oración al Ángel de la Guarda:
“Ángel de mi guardia, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. No me dejes solo que me perdería. Amén”.
Oración de la Llamada
La oración de la Llamada es una oración popular en México que se utiliza para pedir la protección de Dios durante la noche. Esta oración puede ser especialmente reconfortante después de la primera comunión, ya que puede ayudar a los niños a sentirse seguros y protegidos durante la noche.
La siguiente oración puede ser una guía para la oración de la Llamada:
“Jesús mío, gracias por este día. Te pido que me protejas durante la noche. Que tu amor me envuelva y que me des la fortaleza para enfrentar cualquier desafío. Que tu luz ilumine mi camino y que tu paz llene mi corazón. Jesús mío, confío en ti”.
Oración de protección
Después de la primera comunión, es posible que los niños se sientan más expuestos y vulnerables. La oración de protección puede ayudarlos a sentirse seguros y protegidos bajo la protección de Dios.
La siguiente oración puede ser una guía para la oración de protección:
“Dios mío, te pido que me protejas y me guardes a salvo. Que ningún mal me alcance y que tu amor y tu luz me acompañen siempre. En tus manos me encomiendo y tu protección agradezco. Amén”.
Oración de agradecimiento a los ángeles y santos
Después de la primera comunión, podemos hacer una oración de agradecimiento a los ángeles y santos por su guía y protección. Los ángeles y santos pueden servir como un modelo de vida y son un recordatorio constante del amor y la gracia de Dios.
La siguiente oración puede ser una guía para la oración de agradecimiento a los ángeles y santos:
“Ángeles y santos, gracias por su guía y protección. Gracias por ser un modelo de vida y por recordarnos el amor y la gracia de Dios. Te pido que nos sigas guiando y protegiendo en nuestro camino hacia la santidad. Amén”.
Cómo hacer una oración personalizada
Estas oraciones pueden ser una guía para hacer una oración personalizada después de la primera comunión. Es importante recordar que cada oración debe ser única y reflejar las preocupaciones y necesidades individuales. Tómate un momento para reflexionar y pensar en lo que más necesitas en este momento. Una vez que tengas una idea clara, puedes comenzar a hacer tu propia oración.
Recuerda que la oración es una oportunidad para conectarse con Dios, así que asegúrate de que tu oración sea sincera y provenga de lo más profundo de tu corazón.
Después de la primera comunión, es importante hacer una oración especial para agradecer a Dios por el don de la Eucaristía y para pedir su bendición y guía. Estas oraciones pueden ser un punto de partida para hacer tu propia oración personalizada. Asegúrate de que tu oración sea sincera y que refleje tus preocupaciones y necesidades individuales. Que Dios te bendiga siempre.
¿Que oración se hace después de recibir la ostia?
La Eucaristía es uno de los sacramentos más importantes para los católicos, pues en ella participamos de manera activa en el sacrificio de Jesucristo en la cruz. La Eucaristía es la presencia real de Cristo bajo las especies del pan y del vino, y es el momento de mayor unión con Dios en la Misa.
Después de recibir la ostia, muchos fieles se preguntan qué oración pueden hacer para expresar su gratitud y amor a Jesucristo. Es bueno saber que no existe una oración específica que se deba recitar después de recibir la ostia, sino que cada uno puede expresarse de acuerdo a su corazón y a su relación personal con Jesús.
Es importante mencionar que la experiencia de recibir la Eucaristía va más allá de lo que se puede expresar con palabras, ya que se trata de un encuentro personal y profundo con el Señor. Podemos hablar a Dios con el corazón y con el alma, y Él nos comprende perfectamente.
Aun así, existen algunas oraciones tradicionales que pueden servir como guía para aquellos que desean expresar su amor y agradecimiento a Jesucristo después de recibir la ostia. Una de ellas es el acto de fe: “Creo, Señor, que eres tú el Cristo, Hijo de Dios vivo, que has venido a este mundo para salvar a los hombres.”
Otra oración que se puede hacer después de recibir la ostia es el “Adoro Te Devote” de Santo Tomás de Aquino. Esta es una oración muy hermosa que expresa la adoración y gratitud a Jesús presente en la Eucaristía:
“Adoro Te devote, latens Deitas, Quæ sub his figuris vere latitas: Tibi se cor meum totum subjicit, Quia te contemplans totum deficit.”
Esta oración puede ser recitada en silencio después de recibir la ostia, mientras nos tomamos unos minutos para estar en la presencia de Jesucristo. Es una forma de expresar nuestra adoración y amor al Señor, al mismo tiempo que nos abrimos a su gracia y a su misericordia.
Otra oración que se puede hacer después de recibir la ostia es el “Anima Christi”, una oración que data del siglo XIV y que ha sido utilizada por los católicos en todo el mundo para expresar su unión y cercanía a Jesucristo. Esta oración es muy bella y puede recitarse en silencio o en voz baja, según la preferencia del fiel:
“Alma de Cristo, santifícame. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame. ¡Oh buen Jesús, óyeme! Dentro de tus llagas, escóndeme. No permitas que me separe de ti. Del maligno enemigo, defiéndeme. En la hora de mi muerte, llámame. Y mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe. Por los siglos de los siglos. Amén.”
Después de recibir la ostia, una de las oraciones más simples y profundas que se puede hacer es un “gracias” de corazón. Agradecer a Dios por su amor y misericordia, por la gracia que hemos recibido al participar de la Eucaristía, por su presencia real en nuestra vida.
¿Y si no se me ocurre ninguna oración?
Si después de recibir la ostia no se te ocurre ninguna oración, no te preocupes. No es necesario decir nada en voz alta. Puedes tomar unos momentos para cerrar los ojos, respirar hondo y simplemente estar en la presencia de Jesucristo. Deja que tu corazón hable y exprese lo que sientes. Él te comprenderá.
En definitiva, lo importante no es tanto la oración que se haga después de recibir la ostia, sino la disposición y actitud del corazón ante la presencia real de Jesús en la Eucaristía. El tiempo que pasamos con el Señor después de recibir la ostia es un tiempo de intimidad y cercanía que nos ayuda a fortalecer nuestra fe y a crecer en amor y adoración hacia Él.
Comunión espiritual: una forma de estar en unión con Cristo
En estos tiempos en que la pandemia ha obligado a muchos templos a cerrar sus puertas y a suspender las celebraciones litúrgicas con presencia de fieles, es importante recordar que existe una forma de estar en unión con Jesucristo sin necesidad de recibir la Eucaristía de manera sacramental: la comunión espiritual.
La comunión espiritual es un acto de deseo de recibir a Jesucristo en el corazón cuando no se puede recibir la Eucaristía de manera sacramental, como es el caso en muchas parroquias en estos tiempos. Es una práctica recomendada por diferentes santos y autores de espiritualidad, y consiste en hacer consciente ese deseo y disposición interior para que la presencia de Dios pueda habitar nuestra intimidad.
No hay una fórmula establecida para hacer la comunión espiritual, aunque existen diferentes oraciones que pueden ayudar a poner palabras a ese deseo. La idea es simplemente mostrarle a Jesús que si no podemos recibirlo físicamente es porque no podemos, no porque no queramos, y expresarle nuestro amor, adoración y reconocimiento como nuestro Dios y Señor.
La comunión espiritual puede hacerse en cualquier lugar donde uno se encuentre, no solo en la iglesia. Lo importante es buscar un espacio tranquilo y sereno para conectar con Dios. Ese espacio puede ser tu casa, tu lugar de trabajo, o cualquier otro lugar.
La reserva del Santísimo Sacramento en los templos es una práctica que ha sido conservada por la Iglesia católica desde antiguo, y ha permitido a los enfermos permanecer en comunión con la comunidad desde sus propios hogares cuando no podían asistir. Hoy en día, en muchos lugares, la reserva del Santísimo se encuentra en lugares adaptados de las iglesias, como capillas laterales, para que los fieles puedan acudir a orar y adorar a Jesús en la Eucaristía, aun en tiempos de pandemia.
En resumen, después de recibir la ostia no hay una oración específica que debamos recitar, sino que cada uno puede expresarse de acuerdo a su corazón y a su relación personal con Jesús. Lo importante es abrir el corazón a la presencia real de Cristo en la Eucaristía, y mantener esa unión y cercanía con Él en nuestra vida cotidiana, aun en tiempos de pandemia y distancia física.
¿Qué hacer después de recibir la comunión?
La celebración del Corpus Christi es una de las más importantes para los católicos en todo el mundo. Durante esta celebración, se conmemora la presencia real de Cristo en la Eucaristía, que es la Sangre y el Cuerpo de nuestro Señor Jesucristo, bajo la apariencia de pan y vino. Por tanto, es fundamental tener en cuenta qué hacer después de recibir la Comunión.
Lo primero que hay que recordar es que para recibir la Sagrada Comunión de manera digna, se debe estar libre de pecado mortal y en comunión con la Iglesia. Además, es importante prepararse espiritualmente durante la misa y ayunar por lo menos una hora antes de recibir la Sagrada Comunión.
Una vez que se ha recibido la Comunión, lo recomendable es permanecer en silencio y en oración por un momento para meditar y agradecer al Señor por este gran don que ha recibido, la presencia real del salvador en su vida.
Un consejo importante es no apresurarse a salir de la ceremonia, si la situación lo permite, quedarse unos minutos en el interior del templo es muy recomendable. Y es que compartir lo que ha sucedido en nuestra alma con nuestro Señor en silencio, puede ser una forma maravillosa de alargar ese momento de comunión en el que acabas de recibir la Sagrada Comunión y rememorar el momento de gracia que has obtenido.
Tras recibir la Eucaristía, muchas son las preguntas sobre qué hacer con el pan o la ostia. ¿Se debe tragar inmediatamente la hostia consagrada? ¿Se puede llevar a casa y qué hacer si no se puede consumir de inmediato?
Para muchas de estas preguntas, hay dos formas de responderlas porque, en realidad, dependen de la situación personal de la persona. Por ejemplo, si se recibe la Sagrada Comunión en la mano, se puede consumir de inmediato (de manera respetuosa y en silencio, por supuesto) o llevarla al banco donde se ha dejado la ropa para consumirla después. En caso de no poder consumirla de inmediato, conviene mantener la hostia consagrada en un lugar seguro, seco y protegido, por ejemplo, en un copón. La hostia no pierde su sabor después de varios días, siempre que se mantenga bajo las condiciones adecuadas.
Respecto a la forma de tomar la Sagrada Comunión, existen dos posibilidades, en la mano o en la lengua. Si se opta por la mano, se debe poner la palma abierta de una mano sobre la otra, nunca “agarrar” la Hostia de las manos del sacerdote o ministro. Si se opta por la lengua, se debe abrir la boca lo suficiente para que el sacerdote o ministro pueda poner la Hostia en la lengua sin dificultad.
En cualquier caso, siempre debemos recordar que la hostia es sagrada y debemos tratarla con respeto y devoción. Después de la Comunión, es importante orar una Acción de Gracias en agradecimiento al Señor por este gran don que ha recibido en tu vida.
Pero, ¿qué hacer si una persona se ha olvidado de haber ayunado o ha comido algo justo antes de la celebración de la Eucaristía?
La canon law concreta que se debe ayunar por lo menos una hora antes de recibir la Comunión, así que si se ha comido un bocadillo de jamón justo antes de la celebración, lo recomendable es no recibir la Comunión. Pero si la situación es delicada y se encuentra en una ciudad y no hay posibilidad de trasladarse a otra iglesia para volver a comulgar, se recomienda que lo hable con el sacerdote y que le explique su situación para que, en este caso, y a criterio del sacerdote, pueda comulgar en todo caso.
Otra cuestión importante qué hacer después de recibir la Sagrada Comunión, es la de asistir a la purificación de los vasos sagrados. Es algo que muchas veces se nos pasa por alto, pero es parte de la celebración y se trata de uno de los aspectos más relevantes de la misa.
La purificación de los vasos sagrados es también una parte fundamental de la misa. Este aspecto se realiza justo después que los fieles hayan comulgado, pero antes de que el sacerdote pronuncie la oración post-comunión. El sacerdote purifica los vasos sagrados varias veces con vino y agua, preparándolos para la siguiente celebración eucarística.
Además, es importante llevar una vida santa después de la Comunión. Después de todo, la Comunión es simplemente el comienzo de una vida formada por cada acto que se realiza después de ese momento.
La importancia de la Comunión es fundamental. Al recibir la Sagrada Comunión, nos estamos comprometiendo a llevar una vida santa. La Eucaristía es un regalo de Dios para nosotros, pero también nos llama a seguir el camino de Cristo. Por eso, merece la pena esforzarse por llevar una vida santa, que sea un reflejo de nuestro amor por Dios y por los demás, para que, en el día de mañana, podamos encontrarnos con Él en el Reino de los Cielos.
Por lo tanto, después de haber recibido la Comunión, es importante que mantengamos nuestra mente y nuestras acciones centradas en Cristo. Debemos hacer todo lo posible para ser santos, para ser modelos de amor y virtud en nuestras comunidades, para que la presencia real de Cristo en la Eucaristía pueda ser una fuerza transformadora en nuestras vidas y en el mundo que nos rodea.
Últimamente, la práctica de recibir la Comunión en la mano o en la lengua es objeto de críticas por algunos sectores, que abogan por una única forma de hacerlo. Realmente, la forma de recibir la Eucaristía no es algo que esté regulado de forma taxativa, hay un amplio margen para que la persona decida como recibir la Sagrada Comunión. Sin embargo, hay ciertas normas que debemos respetar cuando lo hacemos, con el fin de asegurarnos de que lo estamos haciendo de la manera más respetuosa posible.
Finalmente, recordemos que recibimos la Comunión cada vez que participamos en la Misa; en este sentido, es importante tener en cuenta que la Eucaristía es un sacramento de comunión. Esto significa que no estamos solos en nuestra fe, sino que somos parte de una comunidad, la iglesia universal, que tiene una sola fe y una sola doctrina.
Por eso, cuando recibimos la Comunión, estamos haciendo una declaración de nuestra fe en la Iglesia y en su doctrina. Además, podemos sentir la unidad con la iglesia entera cada vez que comulgamos, y esto nos ayuda a mantenernos fuertes y unidos. En definitiva, si recibimos la Sagrada Comunión con humildad y fe, podemos experimentar la gracia y la bendición que vienen con este gran don de Dios.