La palabra “alma” se utiliza en la Biblia para describir a una persona en cuatro etapas diferentes de su existencia eterna. En la vida preterrenal, antes de nacer, alma se utiliza para describir a una persona. La Biblia dice que un alma puede tocar un cadáver, alimentarse, trabajar, desear con ansias comer carne y obedecer leyes. Solo un ser en su totalidad puede realizar dichas acciones. Además, en la Biblia alma se refiere al propio ser, a la criatura o la persona en su totalidad. Por tanto, no se refiere a algo que tengamos en nuestro interior y sobreviva a la muerte del cuerpo. Es importante destacar que la palabra alma en la Biblia traduce el término hebreo néfesch y el griego psykjé, que pueden significar literalmente “criatura que respira” y “ser vivo”, respectivamente.
La creencia de que el alma es inmortal no se basa en la Biblia, sino que proviene de la antigua filosofía griega. La concepción de alma inmortal deriva de la idea de que en el hombre, el cuerpo está separado del alma, de la que es instrumento. En cambio, la Biblia expresa una concepción no dualista que ve al hombre como una realidad unitaria. Dios está en contra de que las ideas humanas, como la creencia de que el alma es inmortal, se mezclen con lo que él enseña. Por tanto, debemos entender que la Biblia no habla de un alma inmortal, sino de una persona en su totalidad que puede alcanzar la vida eterna gracias a su relación con Dios.
En la Biblia, alma también es sinónimo de vida. Por ejemplo, en Job 33:22 la palabra hebrea para “alma” (néfesch) se usa como una expresión paralela de “vida”. Y a veces, al hablar de personajes que estuvieron a punto de perder la vida, la Biblia dice que su “alma” estuvo en peligro. Por otro lado, algunos versículos bíblicos utilizan la expresión literal “alma muerta” al hablar del cadáver de una persona. Aunque en muchas traducciones de la Biblia se vierte esa expresión como “cuerpo muerto” o “persona muerta”, el texto original en hebreo contiene la palabra néfesch, es decir, “alma”. En resumen, cuando hablamos del alma en la Biblia, debemos entender que se refiere a la persona en su totalidad, a la vida y al vínculo con Dios, y no a algo que sobreviva después de la muerte del cuerpo.
Significado del alma en la teología cristiana
El concepto de alma en la teología cristiana se entiende como un ser espiritual, libre e inmortal, diferente del cuerpo, que es el agente material de las actividades fisiológicas. La creencia cristiana se orienta hacia el dualismo en ocasiones, lo que implica la creencia en la existencia de dos principios opuestos y complementarios, como el bien y el mal, el espíritu y la materia, o el cuerpo y el alma. Además, el pensamiento cristiano se orienta hacia el vitalismo, lo que implica la creencia en la existencia de una fuerza vital que anima a los seres vivos y los diferencia de los seres inanimados.
Creencias y religiones
El concepto de alma ha sido objeto de diferentes creencias y religiones. En el hinduismo, el alma se entiende como un destello o emanación divina, que nace de la divinidad y se mueve por el mundo albergado en cuerpos disponibles. Los escritos hinduistas, los Upanisad sobre todo, identifican el atmán con la divinidad (Brahman). En el budismo, el concepto de alma se entiende como una ilusión, una falsa creencia en la existencia de un ser permanente e inmutable en el ser humano. En las religiones chinas, el concepto de alma se entiende como una entidad dual, en la que conviven diferentes aspectos del ser humano: el yin y el yang, el cuerpo y el espíritu.
En las religiones antiguas mesopotámicas y egipcias, el concepto de alma se entiende como una entidad más terrena, ligada al culto a los antepasados y la concepción de la vida después de la muerte. Las creencias de los pueblos prehispánicos de América o el animismo africano, se entienden como una mezcla entre la concepción de alma como fuerza vital y la creencia en la existencia de múltiples seres espirituales y divinidades.
Reencarnación y castas
En el hinduismo, el alma se reencarna sucesivamente en seres vivos, en los nobles si en la vida anterior ha sido justa, en los innobles si sus obras y méritos han sido negativos. La reencarnación se repite hasta que el alma alcanza la purificación perfecta y puede regresar a la divinidad, al nirvana, para una eterna y estática serenidad. Este distinto nivel de reencarnación es lo que genera la diferencia esencial de las castas, desde los puros brahamanes hasta los intocables parias.
Terminología hebrea, griega y mazdeísta
En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea “nefês” aparece en repetidas ocasiones y se refiere al alma o aliento de vida que Dios insufló en Adán para darle vida. También se menciona el término hebreo “ruah”, que se refiere al espíritu o aliento de vida que Dios insufló en Adán para darle vida. En la cultura griega, se menciona el término “Psyjê o Psyché”, que se refiere a la vida del cuerpo, y el término “Pneuma”, que se refiere al espíritu vital, personal y misterioso, independiente del cuerpo y capaz de vivir sin él. En la cultura mazdeísta y zoroastrismo, el alma es un ser amorfo en el que luchan las dos fuerzas, la buena y la mala, creadas por los dos dioses antagónicos, Ormuth y Arimahan.
Qué dice la biblia sobre la inmortalidad del alma
La creencia cristiana sobre la inmortalidad del alma y su destino después de la muerte está basada en la Biblia. Según ella, el alma de una persona puede ir al cielo o al infierno. Aquellos que han recibido a Cristo como su Salvador personal irán al cielo inmediatamente al momento de morir, para estar con Dios. La muerte es una parte esencial del plan de salvación del Padre Celestial y la resurrección es un regalo para todos los espíritus.
Una vez que el cuerpo físico muere, el espíritu sigue viviendo y va al mundo de los espíritus. Los espíritus de los justos son recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso, mientras que los espíritus que murieron en sus pecados o en transgresión son enviados a la prisión de los espíritus.
Por medio de la expiación y la resurrección de Jesucristo, la muerte física es sólo temporal y todos resucitaremos, lo cual significa que los espíritus de todas las personas se reunirán con su cuerpo y serán restablecidos a su propia y perfecta forma, y nunca más estarán sujetos a la muerte. Solo Dios puede decirnos qué acontece con el alma después de morir y la Biblia es la revelación inspirada y escrita de Dios.
La Biblia es la Palabra de Dios y su enseñanza es clara: aquellos que han recibido a Cristo como su Salvador personal irán al cielo inmediatamente al momento de morir, para estar con Dios. Los espíritus de los justos son recibidos en un estado de felicidad que se llama paraíso. Si alguien murió en sus pecados o en transgresión, su espíritu es enviado a la prisión de los espíritus. Sin embargo, gracias a la expiación y a la resurrección de Jesucristo, la muerte física es temporal y todos resucitaremos algún día para reunirnos con nuestro cuerpo y ser restablecidos a nuestra propia y perfecta forma, nunca más sujetos a la muerte.
¿Qué dice la biblia sobre el destino del alma después de la muerte?
La Biblia nos enseña que después de la muerte, el alma y el espíritu del ser humano abandonan su cuerpo físico. Según 1 Tesalonicenses 5:23, el ser humano está compuesto por tres partes: el espíritu, el alma y el cuerpo. La muerte física se define como la separación del alma y el espíritu del cuerpo. La Biblia también habla de diferentes tipos de muerte, como la muerte espiritual y la muerte segunda.
La Biblia señala que después de la muerte física, el ser humano pasa por un estado intermedio, donde su alma y espíritu van a un lugar determinado según su relación con Dios. Aquellos que han decidido aceptar a Jesucristo como su salvador van a estar en la presencia de Dios, mientras que los que rechazan a Cristo irán a un lugar de sufrimiento y tormento. La Biblia también habla de la resurrección como un evento futuro en el cual todos los seres humanos serán resucitados para enfrentar el juicio final.
El destino final del alma después de la muerte, según la Biblia, depende de la relación de cada persona con Dios. Aquellos que han decidido aceptar a Jesucristo como su salvador, morirán “en el Señor”, lo que significa que su alma estará en la presencia de Dios y vivirán una vida eterna en el cielo. Por otro lado, aquellos que han decidido rechazar a Cristo, morirán “en sus pecados” y enfrentarán un juicio final en el cual serán condenados al infierno por toda la eternidad.
La Biblia nos enseña que la muerte física no es el fin del ser humano. La vida después de la muerte es un tema muy importante para los cristianos ya que tenemos la esperanza de vivir en la presencia de Dios y estamos llamados a compartir esta esperanza con otros. Como creyentes, debemos estar preparados para enfrentar la muerte física en cualquier momento y confiar en que Dios tiene un plan para nuestras vidas después de la muerte.