En la biblia, la palabra “fiel” o “fidelidad” tiene un significado muy específico. Se refiere a la acción de ser leal y cumplir con los pactos establecidos. Este término se encuentra presente en varias partes de las escrituras bíblicas, especialmente en el Antiguo Testamento.
La Fidelidad en la Biblia
La fidelidad es vista en dos ámbitos diferentes en varias partes de las primeras escrituras. En primer lugar, nos indica que la fidelidad ante el señor es absoluta, constante en la vida y que carece de restricciones. En segundo lugar, la fidelidad entre las personas, se enfoca en la lealtad y el respeto a los acuerdos establecidos.
Dios y la Fidelidad
La biblia también nos presenta la fidelidad como una característica de Dios. Él es justo, posee lealtad, cumple sus promesas y no miente. Todo lo que Él ha prometido, lo ha cumplido, lo hace y lo hará siempre. Por lo tanto, podemos confiar en Él y en su fidelidad, sabiendo que siempre cumplirá lo que ha dicho.
Etimología de la palabra fiel en la Biblia
La palabra “fiel” proviene del latín “fidelis”, que a su vez significa “Fiel, constante o seguro”. La fidelidad, por su parte, es una mezcla entre “fidelis” más un sufijo al final “ilis”.
Referencias bíblicas sobre la fidelidad
Existen muchas referencias dentro de la Biblia sobre la fidelidad, pues es un término bastante recurrente en las escrituras bíblicas. En el Antiguo Testamento se pueden ver varios ejemplos de vocablos que ayudarían a definir ser fiel, tales como el llamado de Dios a ser fiel en la obediencia al mandato de amar a Dios y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
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Cómo puedo ser fiel a Dios según la Biblia
La fidelidad es uno de los atributos naturales de Dios, y como creyentes, debemos imitar esta cualidad en nuestra vida diaria. Según la Biblia, la fidelidad se manifiesta en caminar consistentemente con Dios, en servicio humilde y obediente a Él. Así, podemos ser llamados “fieles”. En la Biblia, encontramos ejemplos de personas fieles, como Silas, Tíquico, Epafras, Onésimo y Moisés.
La fidelidad no es algo que podamos lograr por nuestro propio esfuerzo. Es un don del Espíritu Santo que recibimos cuando recibimos a Cristo como Señor. Él nos da la capacidad de mantenernos firmes y confiables en nuestra relación con Dios y con los demás. Es importante recordar que sin el Espíritu Santo, nuestra naturaleza humana es inconstante y débil.
La infidelidad tiene graves consecuencias, tanto en nuestra relación con Dios como en nuestras relaciones con los demás. La Biblia advierte sobre la importancia de mantenernos firmes y confiables, y de no dejarnos seducir por las tentaciones del mundo. Nuestros corazones son inconstantes con mucha frecuencia, aunque tengamos las mejores intenciones. Por eso, debemos depender de la fortaleza que Dios nos da a través del Espíritu Santo para mantenernos fieles.
“Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga” (Lucas 9:23).
Para ser fieles a Dios según la Biblia, necesitamos seguir este llamado de Jesús de negarnos a nosotros mismos y de tomar nuestra cruz cada día. Esto significa estar dispuestos a renunciar a nuestros propios deseos y seguir la voluntad de Dios, incluso cuando es difícil y va en contra de lo que el mundo nos dice.