El sexto mandamiento de la Biblia, “No matarás”, prohíbe matar injustamente a nuestro prójimo, acabar con nuestra propia vida y cualquier cosa que lleve a una muerte injusta. Según el desarrollo bíblico del sexto mandamiento, la historia bíblica continúa hasta que se pronuncia el primer mandamiento de Dios a no asesinar en Génesis 9:6: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. Esto es seguido por la ley que regirá a Israel como nación en el resto de su historia, incluyendo los diez mandamientos donde Dios ordena: “No matarás” (Ex 20:13).
En la actualidad, algunos cristianos ven la cultura como una “cultura de muerte”, debido a la proliferación del aborto, la eutanasia y la violencia en el entretenimiento cotidiano. Según el artículo, la guerra justa no se describe con una palabra hebrea en la Biblia y la pena de muerte no viola el mandamiento “No matarás”, ya que busca elevar el valor de la vida. Aplicar la pena de muerte significa matar legalmente al que ha matado ilegalmente.
El artículo también describe el papel de Jesús en relación con el sexto mandamiento en cuanto a ejemplificar, intensificar y derrotar la fuente y el poder del pecado. Cristo es considerado el propósito final de la ley mosaica que nos lleva a él. En resumen, “No matarás” es un mandamiento bíblico importante que prohíbe matar injustamente, incluyendo a nuestro prójimo y nosotros mismos, y también hace hincapié en el valor de la vida y la justicia.
Significado bíblico del quinto mandamiento sobre no matar en el Nuevo Testamento
El quinto mandamiento de la Ley de Dios nos dice: “No matarás”. Según el Catecismo de la Iglesia Católica, este mandamiento condena el homicidio directo y voluntario, considerándolo un pecado grave que clama venganza al cielo. La vida humana es sagrada, ya que es Dios quien la crea y solo Él es Señor y dueño de la vida, desde que empieza hasta que termina.
Además, el quinto mandamiento también prohíbe hacer algo con la intención de provocar indirectamente la muerte de una persona, como sucede en el caso de los traficantes que con lo que venden provocan la muerte de sus hermanos, o en el caso del conducir borracho. Del mismo modo, el negar la ayuda a alguien en peligro también va en contra de este mandamiento.
En cuanto a la vida en sí misma, el Catecismo afirma que desde el momento de su concepción, la vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta. Por lo tanto, el aborto directo, querido como fin o como medio, es considerado un desorden moral grave. En el caso de la eutanasia, se trata de una acción o una omisión que por su naturaleza y en la intención causa la muerte, y es considerada una grave violación de la ley de Dios.
Por añadidura, el quinto mandamiento nos enseña que debemos respetar la vida humana como sagrada y protegerla de manera absoluta, así como no hacer nada que provoque indirectamente la muerte de otro ser humano. Debemos también respetar el cuerpo, la salud, la fama y el alma de los demás, evitando el odio, la ira y el deseo de venganza.
Significado del quinto mandamiento en la Biblia y su relación con la pena de muerte
El quinto mandamiento es uno de los preceptos más importantes de la Biblia, ya que establece la prohibición de matar a otro ser humano. Según la Escritura, el homicidio voluntario de un inocente es gravemente contrario a la dignidad del ser humano y a la santidad del Creador. En este sentido, la ley que prohíbe el asesinato posee una validez universal y obliga a todos y cada uno, siempre y en todas partes.
La vida humana es sagrada porque es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador, su único fin. Solo Dios es Señor de la vida desde su comienzo hasta su término, y nadie, en ninguna circunstancia, puede atribuirse el derecho de matar de modo directo a un ser humano inocente. En este sentido, la pena de muerte se considera contraria al quinto mandamiento, ya que implica la privación intencional de la vida de una persona, incluso en los casos en que la sociedad considere al individuo culpable de un delito.
La ira y la codicia en el hombre son consecuencias del pecado original y se revelan en el relato de la muerte de Abel a manos de su hermano Caín. Desde los comienzos de la historia humana, estas fuerzas han estado presentes en el hombre, que se ha convertido en el enemigo de sus semejantes. El quinto mandamiento, en este sentido, busca proteger a la humanidad de la violencia que puede generar la ira y la codicia en el hombre, y establece la vida humana como un valor sagrado que debe ser protegido y respetado en todo momento.
La legítima defensa de las personas y las sociedades no es una excepción a la prohibición de la muerte del inocente que constituye el homicidio voluntario. Según Santo Tomás de Aquino, la acción de defenderse puede entrañar un doble efecto: la conservación de la propia vida y la muerte del agresor. En este sentido, la legítima defensa se considera una excepción a la prohibición de matar y está permitida siempre y cuando sea la única forma de proteger la propia vida o la de otras personas inocentes.
Significado de “No matarás” en la Biblia y su relación con la justicia divina
El quinto mandamiento de la ley de Dios es uno de los más importantes y se encuentra en la Biblia. Este mandamiento prohibe la acción de matar a otra persona. Su cumplimiento va más allá de evitar cometer homicidios y cubre todas las formas de violencia, injusticia, explotación, marginación y sufrimiento causados por asesinato físico, psicológico y moral. Este mandamiento nos llama a comprometernos firmemente en favor de la vida.
Existe una estrecha relación entre el quinto mandamiento y la justicia divina. La vida humana es sagrada, ya que viene de Dios y pertenece a Él. Dios pedirá cuentas por las vidas de otros y exigirá una rendición de cuentas de todo ser viviente. Más allá de la prohibición del acto de matar, la verdadera cumplimentación del quinto mandamiento requiere un compromiso firme y decidido a favor de la vida contra todas las formas de violencia.
En el Antiguo Testamento se prohibía la venganza, pero “vengar los derechos pisoteados y restaurar la justicia” era un deber. Dentro de Israel, la vida humana estaba protegida contra la ley de la venganza ciega ilimitada, capaz de destruir familias y clanes. Jesús quiere erradicar la raíz del asesinato y declaró que el mandamiento “No matarás” se convierte en ilimitado y cubre todas las relaciones humanas. Incluso la ira hacia el hermano es equivalente a asesinar porque es como decir “tu presencia me molesta, sal de mi vista, quiero verte muerto”.
La vida humana es el regalo más grande que Dios ha dado al hombre, y la muerte es una falta de amor a Dios. Por lo tanto, “No matarás” no debe considerarse sólo como un gesto activo, como tomar la vida, sino con todo lo que se opone a la vida, como cualquier tipo de asesinato, genocidio, la eutanasia y el mismo suicidio voluntario, en fin todo lo que va en contra de la integridad de la persona humana y todo lo que ofende la dignidad personal.