Oracion de santo tomas de aquino para despues de comulgar

La comunión es uno de los actos más sagrados y significativos de la Iglesia católica. Cuando recibimos la comunión, comulgamos con el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, lo que nos permite unirnos a Él y renovar nuestra relación con Él. Pero una vez que termina la misa y nos retiramos de la iglesia, ¿qué hacemos para mantenernos conectados con Dios? La respuesta es simple: la oración de Santo Tomás de Aquino para después de comulgar.

Santo Tomás de Aquino fue un filósofo, teólogo y sacerdote italiano que vivió en el siglo XIII. Es conocido por sus trabajos teológicos y filosóficos, y es considerado uno de los pensadores más influyentes en la historia de la Iglesia católica. La oración de Santo Tomás de Aquino para después de comulgar es una de sus muchas contribuciones al pensamiento y la espiritualidad católica.

La oración de Santo Tomás de Aquino para después de comulgar es una intercesión saludable de perdón que nos ayuda a mantenernos en la presencia de Dios y a profundizar nuestra relación con Jesucristo. La oración está diseñada específicamente para ser recitada después de recibir la comunión y está destinada a ayudarnos a reflexionar sobre la experiencia y el significado de la comunión, así como a pedir el perdón y la misericordia de Dios.

La oración de Santo Tomás de Aquino para después de comulgar es una de las muchas oraciones que se pueden recitar después de la comunión. Muchas personas también recitan el Padrenuestro o el Ave María. Sin embargo, esta oración es única en el sentido de que está diseñada para ayudarnos a reflexionar sobre la experiencia de la comunión y cómo podemos crecer en nuestra relación con Jesucristo.

La oración comienza con una petición a Dios para que nos permita recibir la comunión de manera que no sea una ocasión de castigo, sino una intercesión saludable de perdón. Esto es importante porque la comunión puede ser una experiencia poderosa, pero también puede ser una oportunidad para reflexionar sobre nuestra relación con Dios y pedir su perdón por nuestros pecados.

La oración también pide a Dios que la comunión sea para nosotros una fuente de gracia y amor, y nos ayuda a recordar la presencia de Dios en nuestras vidas. Es importante recordar que, como cristianos, estamos llamados a vivir nuestras vidas en la presencia de Dios y a buscar siempre su voluntad en todo lo que hacemos.

La oración de Santo Tomás de Aquino para después de comulgar también nos recuerda la importancia de nuestra relación con la Iglesia y los demás miembros de nuestra comunidad. La comunión es una oportunidad para unirnos no solo con Cristo, sino también con otros miembros de la Iglesia. Es importante que recordemos que somos parte de una comunidad más amplia y que estamos llamados a amar y apoyar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo.

La oración también nos ayuda a pedir el perdón y la misericordia de Dios por nuestros pecados. Es importante que recordemos que todos somos pecadores y que necesitamos la gracia y la misericordia de Dios para ser perdonados y sanados. La oración de Santo Tomás de Aquino para después de comulgar nos ayuda a reconocer esta necesidad y a pedir la ayuda de Dios para crecer y mejorar como personas.

En resumen, la oración de Santo Tomás de Aquino para después de comulgar es una intercesión saludable de perdón que nos ayuda a profundizar nuestra relación con Dios y a recordar la importancia de nuestro compromiso con la Iglesia y nuestra comunidad. La oración nos ayuda a reflexionar sobre la experiencia de la comunión y a pedir el perdón y la misericordia de Dios por nuestros pecados. Recuerda, no importa qué oración recites después de la comunión, lo importante es que siempre mantengas tu relación con Dios y vivas tu vida en su presencia.

¿Qué oración se dice después de tomar la ostia?

Después de recibir la comunión, hay momentos que deben ser aprovechados para agradecer a Dios por el don de la Eucaristía. Nunca está de más que sepamos qué hacer en estos momentos de encuentro íntimo con Jesús, el Hijo de Dios y nuestra Luz lo que podemos lograr con este encuentro sagrado.

La presencia real y sustancial de Jesús en el pan y el vino consagrados, es un momento sagrado en nuestras vidas. De ahí que se ofrecen tres tipos de oraciones:

  • Acto de fe: Esta oración tiene un gran significado ya que al realizarla, reconocemos que Jesús está presente en nuestro corazón. “Creo, Señor, en tu real presencia en la Eucaristía. Sé que eres el pan de vida que desciende del cielo. Gracias, Señor, porque te haces presente en cada una de mis desolaciones. Durante este tiempo juntos, permíteme seguirte aun más.”
  • Acto de adoración: Este acto de adoración es uno de los más hermosos que se pueden hacer después de recibir la comunión. Consiste en adorar a Jesús presente en nuestra alma, Su divinidad está presente en nosotros. “Te adoro, Señor mío Jesucristo, presente en la Eucaristía. Tú te haces presente para darte a nosotros como alimento. Danos fuerza para esperanza en tu Palabra y para llevarla a un mundo que tanto lo necesita.”
  • Acto de acción de gracias: Este acto de acción de gracias permite que nuestro corazón se llene de gratitud y alegría. “Te doy gracias, Señor Jesús, porque te dignaste visitarme en este momento en la Eucaristía. Permíteme seguir creciendo en la fe y la caridad, y que esta experiencia sea llevada a los demás.”

La Adoración Eucarística es efectiva para crecer espiritualmente. De esta manera, el Padre Enrique Troncoso, sugiere que seamos disponibles para acompañar a Jesús en el Sagrario más cercano 10 minutos al día. De este modo, nos asegura, que podamos estar siempre pidiendo la gracia de crecer espiritualmente.

Hoy en día, se pueden también encontrar comunidades que realizan el momento de Adoración Eucarística en línea. La posibilidad de seguir estos momentos sagrados desde cualquier lugar del mundo, es algo que aún no nos deja de sorprender. Podemos entonces realizar el momento de compartir con Jesús en el sagrario virtual con la misma seriedad y responsabilidad que en una capilla física.

En cuanto a la recepción de la comunión, es muy recomendable que no se reciba a Jesús en la mano; ya que no es una forma tradicional. Desde la antigüedad, la comunión se daba a los fieles en la boca.

Recapitulando:

  • Después de recibir la comunión, debemos tomar un momento para agradecer a Dios.
  • Acto de fe: Esta oración tiene un gran significado ya que al realizarla, reconocemos que Jesús está presente en nuestro corazón.
  • Acto de adoración: Consiste en adorar a Jesús presente en nuestra alma, Su divinidad está presente en nosotros.
  • Acto de acción de gracias: Este acto de acción de gracias permite que nuestro corazón se llene de gratitud y alegría.
  • La Adoración Eucarística es efectiva para crecer espiritualmente.
  • Es posible realizar la Adoración Eucarística en línea.
  • No se recomienda recibir a Jesús en la mano.

Recuerda, vivir la Eucaristía de manera auténtica debe ser parte de nuestra vida cristiana.

¿Cuál es la oración que rezamos después de comulgar?

La devoción y la fe siempre han caracterizado a México. Las raíces religiosas de nuestro país son profundas y la religión católica ha sido un elemento clave en la formación de nuestra cultura. En este artículo, abordaremos una de las preguntas más comunes que se hacen los fieles luego de recibir la Sagrada Comunión en la misa: ¿Cuál es la oración que rezamos después de comulgar?

Esta cuestión es de suma importancia para los católicos y, por eso, hemos realizado una investigación detallada sobre el tema. Encontramos que en la mayoría de los casos, las oraciones que se recitan después de comulgar son la Oración del Alma de Cristo y la Oración de San Ignacio de Loyola.

Oración del Alma de Cristo

Esta oración antigua medieval es de gran importancia en la tradición católica. Ya aparece en varios códices del siglo XIV y su autor es desconocido. San Ignacio de Loyola tenía una especial devoción por esta oración, lo que ha contribuido a aumentar su popularidad.

La Oración del Alma de Cristo es una plegaria que se recita después de recibir la Sagrada Comunión y que invoca la protección divina para nuestra alma. Los fieles que la recitan con devoción pueden obtener indulgencia plenaria, es decir, el perdón total de las penas debidas por sus pecados ya perdonados.

En su texto, la Oración del Alma de Cristo invoca la misericordia y gracia divina, y pide el fortalecimiento y la protección de nuestro espíritu. Es una oración muy hermosa que, sin duda, ha ayudado a numerosas personas a encontrar paz y serenidad después de comulgar.

Oración de San Ignacio de Loyola

Otra oración que se recita comúnmente después de comulgar es la de San Ignacio de Loyola. Esta oración fue escrita por el fundador de la orden de los jesuitas a mediados del siglo XVI. San Ignacio la incluyó en su libro “Ejercicios Espirituales”, que ha sido clave en la formación espiritual de los católicos.

La Oración de San Ignacio de Loyola es una plegaria que invoca la fortaleza de Dios y pide su protección en el camino de la vida. También es utilizada para pedir perdón por nuestros pecados y para ofrecer nuestra vida a Jesús. Como la Oración del Alma de Cristo, esta oración también puede proporcionar indulgencia plenaria a quien la recita con devoción.

Historias de personas piadosas

A lo largo de la historia, se han registrado muchas historias de personas que han repetido estas oraciones con gran devoción después de comulgar. Por ejemplo, se dice que el jurista español Don Eduardo Ortega y Gasset tenía la costumbre de repetir la Oración del Alma de Cristo después de comulgar. Este hombre entregó su alma a Dios y dejó tras de sí un surco de piedad, amor y entrega.

Otra historia conmovedora es la de una madre joven que, a pesar de estar gravemente enferma, recitó con gran fervor y devoción la Oración de San Ignacio de Loyola en los días previos a su muerte. Esta mujer encontró paz y consuelo en esta oración, y muchas personas la recuerdan como un ejemplo de fe y amor.

Enseñar estas oraciones a los niños

La importancia de enseñar estas oraciones a los niños es muy grande. Estas oraciones pueden ayudar a los niños a fortalecer su fe y a encontrar consuelo después de comulgar. Por lo tanto, es crucial que las oraciones sean enseñadas y memorizadas durante la preparación para la Primera Comunión.

Conclusión: La Oración del Alma de Cristo y la Oración de San Ignacio de Loyola son las oraciones que comúnmente se recitan después de comulgar. Estas oraciones han demostrado ser muy efectivas para encontrar paz y serenidad después de la recepción de la Sagrada Comunión.

¿Cómo oraba Santo Tomás de Aquino?

En la II-II de la Suma Teológica, Santo Tomás de Aquino aborda la cuestión 83 sobre la oración. En este artículo, vamos a enumerar y explicar de manera simple las ideas más importantes que aportó sobre este tema.

La oración para Santo Tomás es un acto por el cual nos dirigimos a Dios. Según él, existe una diferencia entre la oración y otros actos religiosos que se dirigen hacia Dios. La oración implica una petición hacia Dios, que puede ser para obtener algún beneficio o para demostrar reverencia y obediencia.

La oración es un acto propio de la razón, nos dice Santo Tomás. O sea, la persona que ora, lo hace desde la razón y es consciente de sus actos. A través de la oración, la persona tiende hacia Dios por parte de lo que pide y por parte de quien pide.

Por tanto, la oración es acto de religión, ya que mediante ella se muestra nuestra reverencia y sumisión a Dios. La oración nos acerca a Dios, por eso es sumamente importante. Con la oración, reconocemos nuestra dependencia de Dios, nuestro agradecimiento por sus bienes y nuestra necesidad de su ayuda.

La oración tiene como finalidad conseguir la gracia y, por ello, Santo Tomás la califica como elevación de la mente hacia Dios. Y es que cuando se ora, se entra en contacto con Dios y su presencia se hace patente. A través de la oración, el hombre recuerda que no está solo en el mundo, que hay un Ser superior que está a su lado y que puede ayudarlo.

Para Santo Tomás, la oración es una petición a Dios en la que se muestra nuestro amor por Él. Y es que la oración nos permite elevar nuestras almas y nuestra mente a Dios. A través de la oración, nuestro corazón se abre y nos volvemos sensibles a la presencia del Señor.

Es interesante resaltar que en la visión de Santo Tomás, la oración no se dirige a alterar la disposición divina, sino para merecer lo que Dios nos había concedido desde el principio de los tiempos. De tal forma, la oración no es un medio para cambiar el plan de Dios, sino para ayudarnos a cumplir con su voluntad.

Según Santo Tomás, la oración puede hacerse de forma individual o comunitaria. Es decir, se puede orar directamente a Dios o a través de personas que nos sirvan de intermediario. Así, podemos pedirle a algún santo que interceda por nosotros ante Dios o incluso pedir a una persona en vida que ore por nosotros.

Es importante destacar que Santo Tomás cita a San Agustín y a San Juan Damasceno para presentar su visión de que la oración es petición o súplica. De hecho, Santo Tomás da dos definiciones de oración. Por un lado, dice que es la elevación de la mente hacia Dios y, por otro lado, la presenta como una petición.

En cuanto a los objetos de las peticiones, Santo Tomás retoma a San Agustín para resaltar que todo lo que pidamos debe estar orientado hacia Dios y su gracia. Por tanto, el objeto de la oración es conseguir la gracia y la ayuda necesaria para cumplir con su voluntad. Aunque Santo Tomás reconoce la legitimidad de pedir bienes temporales, estos deben pedirse no como fines en sí mismos, sino como ayudas para avanzar hacia la bienaventuranza.

Santo Tomás también destaca la importancia de orar por el prójimo. En su visión, debemos orar por nuestros enemigos y por aquellos que nos han perjudicado como un acto de perfección. De hecho, la oración por los otros es más grata a Dios que la oración por nuestras necesidades personales.

La oración es un acto propio de la criatura racional, según Santo Tomás. Los animales obedecen a Dios por instinto, pero los seres racionales deben suplicarle. Asimismo, Santo Tomás resalta el valor de la oración intercesora de los santos en el cielo, que puede ser más eficaz cuanto mayor sea su grado de unión con Dios.

Por último, es importante mencionar que el Padrenuestro es una oración que regula las peticiones y afectos en la oración. En ella, se determina lo lícito pedir a Dios y el orden en que éstas deben hacerse. A través del Padrenuestro, Santo Tomás nos muestra cómo debemos acercarnos a Dios a través de la oración y qué debemos pedirle.

Dicho esto, la oración para Santo Tomás es un acto de razón y de religión. Por medio de la oración, el ser humano entra en contacto con Dios y tiende hacia Él. La oración es una petición a Dios a través de la cual le demostramos nuestro amor y reverencia. La oración es un acto que puede realizarse de forma individual o comunitaria, pero siempre con la finalidad de conseguir la gracia de Dios. La oración es esencial para el ser humano y Santo Tomás nos brinda herramientas para acercarnos a Dios través de ella.