Amados hermanos y hermanas en Cristo, hoy nos reunimos una vez más para encender la tercera vela de nuestra Corona de Adviento. Con esta vela, acortamos la distancia que nos separa del nacimiento de nuestro Salvador y esperamos su gloriosa llegada.
Es una época de preparación y oración, una oportunidad para reflexionar sobre nuestra fe y nuestra relación con Dios. Al encender esta tercera vela, nos acercamos aún más a la luz de Cristo, que nos guía en nuestro camino hacia la salvación.
Queridos amigos, les invito a unámonos en oración para encender esta tercera vela:
Oh Padre Celestial, Dios de misericordia y amor, en este tercer domingo de Adviento, te pedimos que enciendas nuestros corazones con el fuego de tu amor. Así como esta vela ilumina nuestra oscuridad, que tu luz brille en nuestras vidas y nos conduzca a la verdad.
Te pedimos que nos ayudes a prepararnos para la llegada de tu Hijo, de manera que estemos listos cuando Él venga. Ayúdanos a centrarnos en lo que realmente importa, a dejar de lado las distracciones del mundo y acudir a Ti en toda humildad y gratitud.
En este tercer domingo de Adviento, te pedimos que nos concedas la esperanza y la fortaleza necesaria para enfrentar cualquier situación difícil que se nos presente. Que en medio de las adversidades, nunca perdamos de vista tu gran amor y la promesa de tu salvación.
Pedimos también que nos concedas la sabiduría para discernir tu voluntad en nuestras vidas y seguir tus enseñanzas en todo momento. Que este tiempo de Adviento sea para nosotros una oportunidad para crecer en fe y amor hacia Ti y hacia los demás.
Oh Dios, Padre amoroso, te pedimos que bendigas esta vela que encendemos hoy, como símbolo de la luz de tu Palabra y del amor que nos has mostrado en Cristo Jesús. Que esta luz siempre nos recuerde nuestro compromiso de seguir a Cristo y llevar tu amor al mundo.
Padre nuestro, en este tercer domingo de Adviento, escucha nuestra oración y haz que nuestras vidas ardan con el fuego de tu amor. Te lo pedimos en el nombre de Jesús, nuestro Señor. Amén.
Como ven, esta oración sencilla y profunda nos invita a abrir nuestros corazones y dejar que la luz de Cristo nos guíe en este tercer domingo de Adviento. Dejemos que su amor ilumine nuestras vidas y nos ayude a prepararnos para su venida.
Oremos juntos y encendamos esta tercera vela, como un acto de fe y esperanza en el Señor que nos ama y nos salva. ¡Que Dios nos bendiga siempre!
¿Que se reza en la tercer vela de Adviento?
La temporada navideña es una época especial donde la esperanza y la alegría se mezclan en el ambiente. Es una temporada en la que muchas familias se reúnen para celebrar la llegada de Jesús. Durante esta época, los católicos celebran el Adviento, un período de cuatro semanas antes de la Navidad.
El Adviento consta de cuatro semanas, cada una representada por una vela en una corona de Adviento. Cada vela representa diferentes valores, como la fe, la esperanza, la alegría y la paz. La tercer vela es la vela de la alegría, también conocida como la vela de Gaudete.
Gaudete es una palabra latina que significa “regocijarse”, y es precisamente el sentimiento que se espera experimentar durante la tercera semana de Adviento.
Durante la Misa de la tercera semana de Adviento, el sacerdote enciende la vela de Gaudete con una oración especial. Los fieles también suelen encender una vela en casa junto a la corona de Adviento para marcar la semana de la alegría.
Es durante la tercera semana de Adviento cuando todos están invitados a experimentar la verdadera alegría que viene de la espera de la llegada de Jesús. De hecho, durante esta semana se lee una lectura del Evangelio de San Juan que habla precisamente del regocijo debido a la llegada del Mesías.
“Se trata de la lectura del Evangelio de San Juan capítulo 1, versículos del 6 al 8, y 19 al 28.”
En esta lectura, se nos habla de Juan el Bautista, quien se describe como un mensajero que prepara el camino para la llegada de Jesús. Juan declara que no es el Mesías, ni Elías, ni el Profeta, sino simplemente la voz que clama en el desierto para preparar el camino del Señor.
Es interesante notar como Juan el Bautista es humilde en su papel y reconoce que su misión es simplemente preparar el camino para la llegada de Jesús.
Durante la Misa de la tercera semana de Adviento, la oración recitada es un reflejo de esta anticipación por la llegada de Jesús. Esta liturgia se centra en el amor de Dios y en cómo precisamente Jesús viene al mundo para llenarnos de amor divino y redimir todos nuestros pecados.
De entre las muchas oraciones que se hacen durante la Misa de la tercera semana de Adviento, una de las más importantes es el “Invitatorio”, que es una invitación a la adoración y alabanza de Dios.
La oración dice así: “Ven, Señor, no tardes más. Anima a tus siervos con la luz de tu amor y guíanos por la senda de la salvación, Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.”
Esta semana de Gaudete es un recordatorio para todos los cristianos de que en medio de todas nuestras penas y pruebas, la alegría siempre está presente, pues sabemos que tenemos la promesa de la vida eterna gracias a la llegada de Jesús.
Esta tercera semana de Adviento también es una oportunidad para reflexionar sobre la necesidad de convertirse, arrepentirse de nuestros pecados y buscar la perfección absoluta, según la voluntad de Dios. En otras palabras, es una semana para prepararnos y purificarnos para la llegada del Salvador.
Además de la Misa, hay otras formas en las que puedes celebrar el Adviento y la semana de la alegría. Puedes, por ejemplo, dedicar esta semana a un proyecto especial de caridad o hacer algo especial con tu familia. También puedes hacer un esfuerzo para ser más consciente de la presencia de Dios en tu vida diaria, y tratar de llevar más amor y esperanza a los demás.
Recuerda: La tercera vela de Adviento es una oportunidad para reflexionar sobre el amor de Dios y su promesa de vida eterna.
Por último, te invito a que durante esta tercera semana de Adviento, abandones tus preocupaciones y te llenes de esperanza, alegría y fe en la promesa de la vida eterna. Llenemonos de amor para convertirnos en mejores seres humanos y que ese amor se extienda a los demás en este tiempo de confinamiento y aislamiento y así contagiar la alegría de la llegada del Nacimiento del Niño Dios.
¿Cómo rezar la tercera vela de Adviento?
El Adviento es uno de los tiempos más bonitos del año litúrgico en la religión católica. En este tiempo los cristianos se preparan para la llegada del Niño Jesús. Hoy les contamos cómo rezar la tercera vela de Adviento.
La tercera vela de Adviento representa la alegría que sentimos por la cercanía de la Navidad y por la llegada del Salvador.
El tercer domingo de Adviento se conoce como el Domingo de Gaudete, que significa alegría. San Juan Bautista es el ejemplo de preparación del camino del Redentor y nos recuerda que Jesús es la fuente de la alegría en nuestra vida.
La tercera vela de la corona se enciende en el tercer domingo de Adviento. Se lee un pasaje del Evangelio según San Juan donde se habla de Juan el Bautista.
En la lectura, Juan el Bautista confiesa que no es el Mesías, ni Elías, ni el Profeta. Juan el Bautista dice que él es la voz que grita en el desierto: “Allanen el camino del Señor”.
En este tiempo de Adviento, debemos preparar nuestros corazones para recibir al Señor. El Espíritu Santo debe vivir en nosotros y por eso debemos ‘allanar’ el camino para que venga el Salvador. La tercera vela del Adviento nos recuerda esto.
Debemos estar listos para encontrarnos con el Señor en nuestras vidas.
La alegría que sentimos por la cercanía del Niño Jesús debe ayudarnos a renovar nuestra fe y nuestro compromiso como cristianos.
El domingo de Gaudete es un día para celebrar la alegría que nos trae la cercanía de la Navidad y recordar que Jesús es el centro de nuestra vida.
Se hace una reflexión y se comparten las reflexiones si se considera oportuno.
Es importante pedirle a Dios que nos ayude a descubrir la alegría verdadera que brota del encuentro con Él y se hace más fuerte en el compartir.
La tercera vela del Adviento también es un momento oportuno para pedir a Dios por la paz y la armonía en el hogar, por los familiares y amigos, y por aquellos más necesitados.
San Juan Bautista bautiza con agua para preparar el camino al Salvador, pero hay uno que viene detrás de él y que es más importante.
En este tercer domingo de Adviento, enciende la tercera vela de la corona y recuerda que estamos en un tiempo especial de espera, un tiempo de gracia para cambiar y mejorar como personas. Con la tercera vela encendida se pide a Jesús que sea el centro de la vida personal y familiar.
Finalmente, se puede cantar un villancico u otra canción apropiada para la ocasión y para llenar el corazón de alegría y paz.
No pierdas la oportunidad de celebrar este tercer domingo de Adviento y prepara tu corazón para la llegada del Niño Jesús. Esta es una época de esperanza, de luz, de amor y de solidaridad. Reza la tercera vela de Adviento y siente la alegría que nos trae la presencia de Jesús en nuestras vidas.
¿Que se pide en el tercer domingo de Adviento?
El tercer domingo de Adviento es llamado “Domingo de la Alegría” o “Gaudete”, un día muy especial en la tradición cristiana que simboliza la alegría en la espera de la llegada del Mesías.
En la celebración de este domingo, se recomienda colocar una imagen de la Virgen al lado de la corona de Adviento con un cirio a los pies. Se encienden las dos primeras velas de la corona de Adviento y se encarga a uno de los niños pequeños del encuentro que encienda las velas. Es una ceremonia muy emotiva que se hace en familia o en comunidad y que marca el inicio de la navidad en muchas regiones del mundo.
¿Pero qué es lo que realmente se pide en el tercer domingo de Adviento? ¿Cuál es el mensaje principal de esta celebración? Aquí te lo contamos todo.
La Biblia en el tercer domingo de Adviento
Como en cualquier otra celebración religiosa, la Biblia es el libro sagrado que se utiliza para guiar las oraciones y la reflexión en el tercer domingo de Adviento. En particular, se hace una lectura del libro de Isaías 61:1-2, 10-11.
En este pasaje bíblico se nos habla del Espíritu del Señor, que se posa sobre los más necesitados para traerles buenas nuevas y darles consuelo. Es una promesa de redención, una luz de esperanza en medio de la oscuridad que a menudo caracteriza a nuestro mundo. También se nos habla de alegría, vestidos de fiesta y dicha eterna.
Es un mensaje muy profundo, que nos invita a reflexionar sobre la alegría de la espera, la felicidad en lo pequeño y la redención que nos aguarda al final del camino. Es una invitación a la contemplación, a la oración y a la reflexión sobre nuestros valores y virtudes.
La coronación de adviento en el tercer domingo
Además de la lectura bíblica, la coronación de adviento es otro de los puntos centrales de la celebración en el tercer domingo de Adviento. Se enciende la vela de color rosado, que simboliza la alegría en medio de la espera, y se hace una oración para pedir la bendición del Señor sobre la corona de Adviento.
Esta oración es dirigida por un lector especial o monitor principal, que se encarga de guiar las palabras y las reflexiones de los participantes. Es una ceremonia muy emotiva, que nos recuerda la importancia de la fe en nuestra vida diaria y la esperanza que siempre debemos tener en el futuro.
La importancia de la comunidad en el tercer domingo de Adviento
El tercer domingo de Adviento es una celebración que se hace en comunidad, ya sea en familia o en un grupo más grande de personas. Eso significa que la importancia de la comunidad en este día es muy grande. Juntos podemos compartir nuestra fe, nuestras alegrías y nuestras esperanzas, nos podemos apoyar unos a otros y encontrar consuelo en momentos difíciles.
Es por eso que la celebración del tercer domingo de Adviento es una oportunidad única de compartir nuestra fe y nuestra alegría con otras personas. Es una oportunidad para unirnos en torno a una misma causa y recordar que somos todos parte de una misma comunidad.
La alegría en el tercer domingo de Adviento
La alegría es uno de los temas centrales en la celebración del tercer domingo de Adviento. Es una alegría que no depende de las circunstancias externas, sino que viene de adentro, de la certeza de que el Señor está con nosotros y de que la redención nos aguarda al final del camino.
Esta alegría es la que nos da fuerzas para seguir adelante en los momentos más difíciles, es la que nos permite encontrar la belleza en lo más pequeño y es la que nos da la esperanza de un futuro mejor. Es una alegría que nos transforma por dentro y que nos hace mejores seres humanos.
La magia del tercer domingo de Adviento
Además de su dimensión religiosa, el tercer domingo de Adviento también tiene una dimensión mágica que lo hace especial. Es un momento de preparación, de limpieza, de reflexión y de nuevas intenciones. Es una oportunidad para centrarse en lo que realmente importa y para encontrar la paz en medio del caos.
Por eso, el tercer domingo de Adviento es un día especial que se celebra en todo el mundo de diferentes maneras. Desde las velas que se encienden en la corona de Adviento, hasta los villancicos que se cantan en su honor, esta fecha es una oportunidad única para renovar nuestra fe y nuestra esperanza en el futuro.
En resumen
El tercer domingo de Adviento es una celebración muy especial que simboliza la alegría en la espera de la llegada del Mesías. En esta fecha se hace una lectura del libro de Isaías 61:1-2, 10-11, se enciende la vela de color rosado en la corona de Adviento y se hace una oración para pedir la bendición del Señor sobre ella.
Pero más allá de los símbolos y rituales, el tercer domingo de Adviento es una oportunidad única para renovar nuestra fe y nuestra esperanza en el futuro. Es una oportunidad para unirnos en comunidad, para compartir nuestra alegría y para recordar que somos todos parte de un mismo camino de redención. Es una oportunidad para encontrarnos con la alegría de la navidad y para descubrir la magia que se esconde en cada día de nuestras vidas.
¿Qué lectura se lee en el tercer domingo de Adviento?
El tercer domingo de Adviento es conocido como el “domingo de Gaudete”, que en latín significa “alégrense”. Durante este día se celebra la alegría y la esperanza que nos brinda la venida del Señor. En este día se hace un llamado a la felicidad, al optimismo y al amor por nuestros hermanos.
La lectura de la primera lectura en el tercer domingo de Adviento es extraída del Libro de Sofonías 3, 14-18a. En este texto se habla de la alegría que produce la venida del Señor como salvador y su presencia en medio de la ciudad. Como bien lo indica el título de este artículo sobre las lecturas del tercer domingo de Adviento, la lectura nos destaca lo importante que es sentir alegría ante la presencia de Dios.
El salmo responsorial en el tercer domingo de Adviento es Salmo 12, que destaca la grandeza del Santo de Israel. Este salmo es una continuación del tema que se presenta en la primera lectura, que llama a sentir alegría y esperanza en la presencia de Dios.
La segunda lectura es la Primera Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses 4, 4-7. Esta carta es una invitación a estar siempre alegres en el Señor y a presentar en oración y súplica las peticiones a Dios. Pablo nos recuerda que el Señor está cerca, por lo que siempre debemos tener alegría y esperanza en nuestras vidas.
La lectura del evangelio en el tercer domingo de Adviento es el Evangelio según San Lucas 3, 10-18. En este evangelio, se presenta a Juan el Bautista llamando a preparar la venida del Mesías con una conversión y obras de justicia y solidaridad. Además, Juan anuncia la llegada del que vendrá a bautizar con Espíritu Santo y fuego. La lectura del Evangelio es una invitación a la conversión y a la reflexión sobre el comportamiento que debemos tener como seguidores de Cristo.
Antonio Guerra, uno de nuestros comentaristas bíblicos, profundiza en la alegría y la esperanza presentadas en las lecturas de este tercer domingo de Adviento. Según Guerra, esta alegría y esperanza deben inundar nuestras vidas, porque la presencia de Dios nunca nos abandona.
En las palabras de Guerra, “la alegría no es simplemente un sentimiento que experimentamos, sino que es una actitud ante la vida que nace de la confianza que tenemos en Dios y en su amor por nosotros. La esperanza, a su vez, es la certeza de que Dios cumple siempre sus promesas y que nos guía hacia la felicidad que tanto deseamos”.
El tercer domingo de Adviento es, pues, una oportunidad para reflexionar sobre nuestras vidas, para reconocer la presencia de Dios en nuestras vidas, y para sentir esa alegría y esperanza que nace de la fe.
La lectura de Sofonías nos invita a experimentar una alegría profunda ante la llegada del Salvador, y el salmo responsorial la refuerza con la grandeza del Santo de Israel. La carta de Pablo nos recuerda que el Señor está cerca y que siempre debemos estar alegres. Por último, el evangelio nos llama a hacer una reflexión sobre lo que debemos hacer para preparar nuestro corazón para la llegada del Mesías.
En el tercer domingo de Adviento, la alegría y la esperanza son las invitaciones más grandes que podemos experimentar como cristianos. Estas dos virtudes nos deben acompañar en todo momento, en todo lugar, recordándonos que el amor de Dios es eterno y que siempre está con nosotros.
En definitiva, el tercer domingo de Adviento es una oportunidad para renovar nuestra fe, nuestra alegría y nuestra esperanza en el amor de Dios. Es un momento para compartir con nuestros hermanos, para reconciliarnos con nuestros enemigos, para hacer el bien y amar al prójimo como a nosotros mismos. Este domingo es la manifestación de nuestra fe en Dios, una fe que nos permite experimentar la alegría y la esperanza que tanto necesitamos en nuestras vidas.