El término “Augusto” en la Biblia se refiere a un título otorgado a un gobernante romano que se convirtió en la máxima autoridad del imperio. Según el artículo, “Augusto” significa “que infunde o merece gran respeto y veneración”. Este título se relaciona con la profecía del Mesías y se menciona en el Evangelio de Lucas, donde se relata que Jesús nació durante el censo ordenado por el emperador César Augusto.
Gobernantes llamados Augusto en Roma
La historia de los gobernantes romanos que adoptaron el título de “Augusto” se remonta al tío abuelo de Cayo Octavio, quien fue el primer emperador en ostentar este título. En total, hubieron varios emperadores que utilizaron el nombre “Augusto” para distinguirse como la máxima autoridad del imperio. Durante su mandato, los “Augustos” gobernaron con mano dura y llevaron a Roma a la cúspide de su poderío político, militar y cultural.
Censo ordenado por César Augusto y la profecía del Mesías
En el año 2 a. E.C., el emperador César Augusto ordenó un censo en todo su imperio que obligaba a las personas a registrarse en su ciudad natal. El Evangelio de Lucas menciona que este censo llevó a José y María a Belén, donde nació Jesús, cumpliendo así la profecía del Mesías. La profecía afirmaba que el Mesías nacería en Belén, tal y como se había presagiado en el Antiguo Testamento. De esta manera, el censo ordenado por César Augusto y la profecía del Mesías están estrechamente relacionados.
El Sanedrín después de la muerte de Augusto
Después de la muerte de Augusto, el Sanedrín conservó su línea de gobernanza y se le otorgaron amplios poderes a este consejo judío. El Sanedrín tenía autoridad en asuntos religiosos y civiles, y durante su mandato, se llevaron a cabo numerosas reformas judiciales y sociales en Israel. A pesar de su poder, el Sanedrín también fue blanco de críticas y controversias, ya que muchas personas lo acusaban de corrupción y abuso de autoridad.
Significado de la palabra ‘augusto’ en la Biblia y su relación con la figura de Dios en el Antiguo Testamento
El término “augusto” se refiere al título dado a Gayo Julio César Octaviano, el primer emperador romano y gobernador en el mundo Mediterráneo en el tiempo del nacimiento de Jesús. Aunque Augusto no era amigo de los judíos, los favoreció por conveniencia y procuró mantener su lealtad por causa de la ubicación geográfica de su patria: el borde oriental de su imperio. Augusto César es mencionado en relación con el censo de Palestina y la época del nacimiento de Jesús que llevó a José y María a Belén.
Es interesante destacar que los judíos de la época valoraron la lealtad y la amistad de Herodes el Grande, quien a su vez honró a Augusto al dar a su capital el nombre del emperador, Cesarea, y al cambiar el de la ciudad de Samaria por Sebaste. Además, Augusto ordenó ofrecer sacrificios diarios en su nombre y pagados por él en el templo de Jerusalén.
Augusto concentró en sus manos todo el poder del Imperio romano, y fue proclamado por el Senado, imperator, princeps, augustus et pontifex maximus, inaugurando así la era de los emperadores romanos. Durante su reinado se dio el florecimiento de las artes, especialmente de la literatura, campo éste en el que sobresalieron talentos como Horacio, Virgilio, Tito Livio, Salustio, Ovidio, protegidos por el emperador y por Mecenas, por lo que esta época se conoce en la historia como el “Siglo de Augusto”.
Nerón, otro emperador romano, también es mencionado en la Biblia por el título de “augusto”.