El término “bienaventurado” en la Biblia se refiere a aquellos que reciben las bendiciones de Dios. En las bienaventuranzas de Jesús en el Sermón del Monte (Mateo 5:3-12), se menciona que ser “bienaventurado” se relaciona con la humildad, la honestidad, la paciencia y el sufrimiento. Las personas que son consideradas bienaventuradas son aquellas que aceptan su imperfección y pecado, lo que les permite recibir a Dios en sus corazones.
Etimología de “bienaventurado”
La palabra “bienaventurado” viene del latín y es un término compuesto por “bene” (bueno), “aventura” (lo que llegará en el futuro) y el sufijo “-ado” (que recibe una acción). Por lo tanto, “bienaventurado” se refiere a aquellos que recibirán lo bueno que está por venir, lo que está estrechamente relacionado con las bendiciones de Dios en la Biblia.
Las bienaventuranzas de Jesús
Las bienaventuranzas son una serie de declaraciones de bendición que Jesús hizo en el Sermón del Monte (Mateo 5:3-12). En ellas, Jesús se refiere a aquellos que son pobres de espíritu, los que lloran, los mansos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los pacificadores y los perseguidos por causa de la justicia. Estas personas son consideradas bienaventuradas porque aceptan sus limitaciones y pecados, lo que les permite recibir la gracia de Dios.
Salmos y la bienaventuranza
En los Salmos se encuentran referencias a la bienaventuranza de aquellos que temen a Jehová, los que han sido perdonados por sus transgresiones y los que confían en el Hijo de Dios. Los Salmos son un libro de la Biblia que contiene una colección de himnos y poemas religiosos. En ellos se puede encontrar consuelo y esperanza, y se aprende a confiar en la bondad y la misericordia de Dios.
Significado de las bienaventuranzas en la Biblia
Las bienaventuranzas son ocho declaraciones de bendición que Jesús hizo en el Sermón del Monte. Cada una de las bienaventuranzas va dirigida a un grupo específico de personas que está desarrollando la cualidad mencionada gracias a la obra del Espíritu Santo en sus vidas. Bienaventurado significa “muy privilegiado” o “dichoso”.
Los pobres en espíritu
El primer grupo de las bienaventuranzas son los que reconocen su pobreza espiritual y que necesitan a Dios como Salvador. Ellos van con un corazón humilde ante la presencia de Dios para suplicar su misericordia y su perdón. Es ahí donde comienza nuestro andar con Jesús: al reconocer que no somos salvos por nuestros propios méritos, sino por medio de él, por su gran misericordia y por su gracia.
Los que lloran
Este grupo está muy relacionado con el primero. Habla de los que se arrepienten y lloran profundamente por sus pecados, por la forma en que sus acciones han ofendido a Dios y han causado una brecha entre ellos y Dios. Una vez más, son personas que reconocen su necesidad de Jesús y claman ante él con corazón contrito.
Los humildes
La persona humilde o mansa sabe que Dios tiene todo el control, confía en él y se aferra a él y a sus promesas. Es alguien que espera sin dudar, con la confianza de que Dios cumple lo que dice y que su mover siempre resulta en un bien para sus hijos.
Los que tienen hambre y sed de justicia
Este grupo de personas anhela que haya justicia y que sea la justicia de Dios la que se manifieste en la tierra. No es un deseo sin más: es una gran fuerza y es por eso que buscan participar activamente para que haya justicia.