En la Biblia, la palabra “celo” se usa para referirse tanto a una actitud humana negativa hacia otro u otros causada por el miedo, la falta de confianza, el resentimiento por sus ventajas, etc., como al celo divino, que es una preocupación por el bienestar de su pueblo. El celo divino es una determinación de que nada surja entre Dios y su pueblo que pudiera engañar, minar o destruir. Este se manifiesta de formas que parecen severas, pero que más tarde se ven como la disciplina necesaria para el beneficio final de la gente de dura cerviz.
Celo humano vs celo divino
El celo humano se ve como una actitud negativa hacia otros, mientras que el celo divino es una preocupación genuina por el bienestar de su pueblo. El celo humano puede llevar a comportamientos destructivos y dañinos, mientras que el celo divino se manifiesta en disciplina necesaria para el beneficio del pueblo. Hay varios pasajes bíblicos que hablan sobre el celo de Dios, como en Éxodo 34:14 que dice “porque el Señor, cuyo nombre es Celoso, es un Dios celoso”.
Celo divino y disciplina necesaria
En la Biblia, el celo divino se manifiesta en ocasiones en formas que parecen severas. Por ejemplo, en el Antiguo Testamento, cuando los israelitas adoraron a un becerro de oro en el desierto, Dios los castigó duramente con diversas plagas y desastres. Sin embargo, la disciplina del Señor se veía como necesaria para el beneficio final de los israelitas. El celo divino es una muestra de la preocupación que Dios tiene por su pueblo, asegurándose de que nada se interponga entre él y ellos que pudiera engañar, minar o destruir.
La celosía en la Biblia
La palabra “celosía” aparece en la Biblia para traducir el vocablo hebreo ‘eshnâb, que significa “ventana” o “respiradero”. En algunas partes de la Biblia se utiliza la palabra hebrea jªrakkîm, que definen lo mismo. En el resto del Antiguo Testamento también se emplean las palabras arubbâh y tsebâkâh. Aunque no se sabe con certeza cuáles son las diferencias de aspecto que querían indicar todos estos términos, se cree que las ventanas en las antiguas casas orientales a menudo estaban protegidas por un enrejado de madera, lo que refleja el significado de las palabras originales.
Significado y ejemplos bíblicos del celo en la relación con Dios
La Biblia nos habla sobre el celo en varias ocasiones. De acuerdo con su enseñanza, el celo en el sentido de envidiar lo que otros tienen es considerado como un pecado. Como cristianos, debemos buscar el amor perfecto que Dios tiene para nosotros, amor que no tiene envidia. Esto significa que no debemos estar celosos de las posesiones, habilidades o relaciones de los demás porque esto sólo nos distrae de nuestra relación con Dios.
La envidia es un sentimiento que nos sale del corazón y puede llevarnos a hacer cosas terribles. Cuando sentimos celos, estamos siendo controlados por nuestros propios deseos, lo que refleja que aún no estamos siendo guiados por el Espíritu Santo. Es por eso que la Biblia nos llama a ser pacientes, bondadosos, benignos y amables con los demás. Debemos ser como Cristo, quien nos mostró en su vida un amor perfecto, que no busca lo suyo y no se deja llevar por los celos.
En contraste con nuestra tendencia natural a la envidia, Dios es un Dios de amor perfecto. Él es sufrido, benigno, no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita y no guarda rencor. Es importante que nuestra relación con Dios se base en su amor perfecto, para que podamos reflejarlo en nuestros corazones y nuestras relaciones con los demás.
En lugar de concentrarnos en nosotros mismos y nuestros deseos, debemos permitir que el Espíritu Santo nos controle para producir en nosotros el fruto de nuestra salvación. Esto significa amar a los demás, ayudarles en sus necesidades, ser compasivos y humildes, y siempre buscar la voluntad de Dios. Cuando nos enfocamos en estas cosas, es más fácil combatir la envidia.
Significado de celo en la Biblia y su relación con la fe cristiana
El celo en la Biblia tiene diferentes significados según su contexto. En general, se refiere a una actitud negativa causada por el miedo, la falta de confianza o el resentimiento hacia otro u otros. Sin embargo, no se debe confundir con el celo divino que se manifiesta como una preocupación por el bienestar de su pueblo y su determinación de que nada surja entre él y ellos que pudiera engañar, minar o destruir.
En la fe cristiana, el celo se refiere al fervor en el servicio de Dios, la Ley y el Evangelio. El apóstol Pablo expresó un “celo de Dios” por la iglesia de Corinto, que él había “desposado” con Cristo, temiendo que fuera apartada de su divino esposo. Asimismo, el celo también se relaciona con la envidia y la ira, como se menciona en algunos pasajes bíblicos.
En la Biblia, se habla de un rito de celos que debía llevarse a cabo si un marido sentía celos por su mujer, fundados o supuestos. Por otro lado, el celo divino se manifiesta en formas que parecen severas, pero que más tarde se ven como la disciplina necesaria para el beneficio final de la gente. Entre las entidades relevantes en este tema, tenemos a Yahvéh, Pablo y Corinto.
“Los celos son el furor del hombre” (Proverbios 6:34) y se comparan con algo duro como el sepulcro (Cantares 8:6). No obstante, cuando se habla del celo divino, se trata de una manifestación del amor y compromiso que Dios tiene con su pueblo.”
Cómo puedo desarrollar el celo por Dios según la Biblia
Según la Biblia, el celo es un aspecto fundamental en la vida de todo cristiano. Dios es un Dios celoso y desea que sus hijos e hijas también tengan celo por Él. Para desarrollar este celo, es necesario estar en comunión constante con el Padre, el Hijo y los demás en la luz. El celo nos llevará a la victoria, al crecimiento y al progreso en nuestra vida espiritual.
Es importante entender la importancia del celo en el mundo en que vivimos y cómo puede ayudarnos a luchar contra el pecado. Necesitamos ver algo extraordinario y precioso para ser realmente celosos por ello. En este sentido, Jesús es nuestro ejemplo a seguir, ya que Él mismo consumió el celo por la casa de Dios. Todos los verdaderos seguidores de Jesús pueden decir: “Ven conmigo, y verás mi celo por Jehová.”
Debemos tener en cuenta que la lucha contra el pecado es constante y hay espíritus que quieren poner sus manos sobre nosotros, como la indiferencia, la pereza y la impureza. Si no estamos atentos y luchamos con suficiente celo, pronto nos sentiremos como en casa en este mundo y desearemos cosas terrenales. Debemos estar siempre alerta y luchar con fuerza para mantenernos firmes en nuestra fe.
Finalmente, es fundamental estar preparados para la venida de Cristo, ya que Él purifica para Sí mismo a su pueblo, celoso de buenas obras. Es importante estimularnos unos a otros aún más al amor y a las buenas obras. En este sentido, podemos contar con el ejemplo de Pablo, quien estaba completamente absorbido por su amor a Cristo y siempre supo para qué estaba trabajando, prosiguiendo celosamente.