En la Biblia, la palabra “sí” es muy significativa y es un principio fundamental en la enseñanza de Jesús. En Mateo 5:37, Jesús dice: “Sea, pues, vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede“. Esto significa que la gente debe ser sincera en todo momento y que su palabra debe ser su promesa, sin la necesidad de juramentos complicados.
Juramentos en la Biblia
La idea de los juramentos en la Biblia se relaciona con este principio de decir “sí” o “no”. En los tiempos bíblicos, cuando se hacía un juramento, se invocaba a Dios como testigo. Un juramento era una promesa para hacer o no hacer algo y se consideraba un pecado romperla. Sin embargo, Jesús enseña que la gente debe ser sincera en cualquier circunstancia y que no se deben hacer juramentos complicados, sino que simplemente se debe decir “sí” o “no”.
Principios fundamentales de ciertas leyes del Antiguo Testamento
Jesús también habla de algunos de los principios fundamentales de ciertas leyes del Antiguo Testamento en el Sermón del Monte, como el asesinato, el adulterio y el divorcio. En lugar de centrarse en la letra de la ley, Jesús explica el espíritu de la ley y cómo la obediencia en sí misma no es suficiente si se quebranta el espíritu. Por ejemplo, no es suficiente ser “aparentemente” inocente de adulterio, ya que una simple mirada de lujuria destruye la pureza de los pensamientos.
Testimonio
En cuanto al testimonio y los juramentos en el contexto de un tribunal, algunos interpretan que un cristiano nunca debe hacer un juramento por ninguna razón. Sin embargo, el objetivo de las enseñanzas de Jesús no es que jurar de esta manera sea malo, sino que hacer un juramento sin sentido para dejar un vacío legal y tener la opción de romperlo sí está mal. Si se requiere un juramento en el cumplimiento de un requisito cívico, el cristiano no debería tener ningún problema en hacerlo. La correcta aplicación del principio de Jesús de “que tu sí sea sí” es que el cristiano debe ser sincero en cualquier circunstancia.
Qué significa la palabra “si” en la Biblia y cómo se relaciona con las promesas de Dios
La Biblia está llena de promesas de Dios hacia aquellos que le aman. Desde el perdón de los pecados hasta la vida eterna en Jesús, pasando por la provisión, el descanso, la bendición y descendencia, la salvación, la corona de la vida y la paz, entre otras. Todas todas estas promesas están condicionadas al “si” que Dios establece, que no es un simple requisito, sino que es la clave para recibir las bendiciones que él tiene para nosotros.
Cuando Dios hace una promesa, la cumple siempre y cuando nosotros cumplamos las condiciones que él nos pone. Por eso, entender el significado de la palabra “si” en la Biblia es fundamental para poder recibir las bendiciones de Dios. Dios no es un hombre para mentir ni para cambiar de parecer, sino que es fiel y cumple siempre lo que promete.
En relación con las promesas de Dios, Jesús es central para entender la revelación de Dios en la Biblia. Él es la vida eterna, la justicia, la resistencia para recibir la corona de la vida. En él encontramos todas las promesas cumplidas y en su nombre podemos acceder a ellas.
- El Espíritu Santo es otra entidad divina que nos acompaña, y es una de las promesas de Dios. En la Iglesia primitiva, Dios envió al Espíritu Santo para dar a sus discípulos poder para ser testigos de Jesús por todo el mundo. Hoy en día, todos los cristianos tenemos acceso al Espíritu Santo y su poder nos permite llevar el amor y la presencia de Dios a dondequiera que vamos.
También podemos encontrar en Abraham un ejemplo de cómo confiar en las promesas de Dios. Según la promesa que Dios hizo a Abraham de bendición y descendencia, Dios cumplió aquellas promesas y siempre cumplirá las que nos haga a nosotros. Por eso, podemos confiar en que las promesas que hemos recibido de Dios también se cumplirán, siempre y cuando cumplamos las condiciones que él nos pone.
En definitiva, la Biblia es rica en promesas de Dios para sus hijos, pero todas ellas están condicionadas al “si” que él establece. Jesús es el centro de todas las promesas, y el Espíritu Santo nos da poder para llevarlas a cabo. Debemos confiar en la fidelidad de Dios y cumplir las condiciones que él nos pone para poder recibir las bendiciones que tiene para nosotros.