La ciudad de Nínive era la capital de Asiria en la época bíblica. Era una ciudad muy grande para su época, con una población de alrededor de 120.000 habitantes y una circunferencia de unos 96 km. Sin embargo, a pesar de su grandeza, Nínive era conocida por ser una ciudad muy inicua. Según la Biblia, Nínive era una ciudad asiria donde abundaba el politeísmo y otras conductas pecaminosas.
El pecado de los habitantes de Nínive
Los habitantes de Nínive cometieron muchos pecados. Entre ellos se encontraban las mentiras, la rapiña y el pillaje, la crueldad manifestada en miles de muertos, la fornicación y la superchería y la seducción de las naciones. Debido a todo esto, la profecía dijo que la ciudad llegaría a ser odiada. Sin embargo, a pesar de su pecado, Dios tuvo misericordia de Nínive.
El arrepentimiento de los ninivitas
Los ninivitas tuvieron un arrepentimiento genuino. A pesar de ser paganos, reconocieron al Dios de Israel como Aquel que estaba por encima de todos los dioses. Se arrepintieron, cambiaron de conducta y ayunaron con la esperanza de que Dios los perdonara y revirtiera la sentencia de muerte. Este arrepentimiento llevó a Dios a mostrar misericordia y compasión por todo el pueblo.
El culto a Ishtar en Nínive
En el segundo milenio antes de Cristo, Nínive era conocida desde Mesopotamia a Egipto por ser el lugar de culto de Ishtar, una diosa cuya estatua tenía supuestos poderes curativos. A pesar de esto, Dios mostró su poder y misericordia en Nínive, perdonando a la ciudad y a su pueblo por sus pecados.
Significado de la destrucción de Nínive en la profecía bíblica
La destrucción de Nínive se menciona en varios pasajes de la Biblia, pero probablemente el más amplio sea en el libro de Nahúm. Nahúm fue un profeta que vivió en el siglo VII a. de J.C. y, como otros profetas, recibió la palabra del Señor para proclamarla a su pueblo. Su mensaje era sobre la destrucción de la capital de Asiria, Nínive, a causa de la maldad de su pueblo. Nahúm se dirigió al pueblo de Nínive para advertirles de su inminente destrucción.
Nínive era la capital de Asiria, un reino que existió desde el siglo XXIV a. C. hasta el siglo VII a. de J.C. Los asirios habían conquistado y aterrorizado brutalmente grandes regiones del Cercano Oriente en el siglo VIII a. de J.C., destruyendo el Reino del Norte, o Israel, y asediando Jerusalén. En el siglo VII a. de J.C., los asirios volvieron a la maldad, y sus acciones les llevaron a su destrucción. La profecía de Nahúm se cumplió en el 612 a. de J.C., cuando Nínive fue conquistada por los babilonios. La destrucción de Nínive fue un recordatorio de que Dios es un Dios justo que no tolera la maldad y que tarde o temprano habrá consecuencias.
Nahúm profetizó en el mismo período que otros profetas como Sofonías y Jeremías. Cada uno de esos profetas compartió entendimiento en cuanto a los años que llevarían a la conquista babilónica de Judá. La profecía de Nahúm también es significativa porque prefigura los eventos que sucederán en los últimos días. La destrucción de Nínive es un recordatorio de que Dios será un juez justo y que habrá consecuencias por los pecados cometidos. Aunque la profecía de Nahúm se cumplió en el pasado, su mensaje sigue siendo relevante hoy en día.
Nahúm explica que el Señor quemará la Tierra en Su segunda venida pero que mostrará misericordia a los justos. La destrucción de Nínive es un recordatorio de que la maldad no puede triunfar y de que la justicia prevalecerá al final. La historia de Nínive es una advertencia para todos nosotros de que debemos arrepentirnos de nuestros pecados y buscar la justicia y la verdad.