Significado bíblico de gentil

Según la Biblia, el término gentil se utilizaba para referirse a aquellos que no eran judíos, es decir, que no poseían raza israelita. Los judíos se consideraban la población escogida por Dios, por lo que los gentiles no eran parte de este pueblo electo. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, Jesús no apoyaba la idea de marginar o evitar a los gentiles, sino que su mensaje iba dirigido también a ellos. La conducta de los gentiles era aprobada por él.

Trato a los gentiles en la Biblia

En el Nuevo Testamento, se decía que había que evitar tratar con los gentiles, ya que eran considerados personas que no querían recibir la palabra. No obstante, Jesús quería establecer un pueblo sin marginaciones ni fronteras, y su mensaje iba dirigido a los gentiles también. Su conducta era aprobada por él, por lo que no debían ser excluidos de recibir la palabra de Dios.

Conversión de los gentiles

Aunque en el Antiguo Testamento el término gentil se utilizaba de forma despectiva, esto se debía a que Israel se separó de ellos y se insistía en que podían perturbar la pureza de la fe en Dios. Sin embargo, a aquellos gentiles conversos se les daba la bienvenida, pero debían dejar atrás sus antiguas creencias y prácticas pecadoras. Sus pecados debían ser limpiados para que pudieran tener paz con Dios.

Dato curioso: Una vez que los gentiles se sentían llamados por Dios, Moisés y Aarón les circuncidaban para que pudieran ser injertados en la adoración al Dios de Israel.

En conclusión, aunque en el Antiguo Testamento los gentiles eran vistos como “los otros”, en el Nuevo Testamento Jesús quería que todos los pueblos escucharan el evangelio y se unieran a su reino. En lugar de marginarlos, su conducta era aprobada por él. Los gentiles conversos eran bienvenidos, pero debían dejar atrás sus antiguas creencias y prácticas pecadoras.

Significado de gentilidad en la Biblia según el Antiguo Testamento

La gentilidad, en la Biblia, hace referencia a aquellos que no pertenecían al pueblo elegido de Dios y que no seguían la religión judía. Los gentiles eran considerados incircuncisos y se aplicaban leyes para evitar la contaminación de los israelitas con la idolatría y el paganismo de otras naciones.

El término mamzer, que se refiere al hijo que nace de la unión matrimonial de un israelita con un extranjero, es también un ejemplo de la restricción que existía en el Antiguo Testamento hacia los no judíos.

Otros ejemplos de la exclusión de los gentiles se encuentran en Deuteronomio y Esdras, donde se mencionan que los ammonitas y moabitas no eran admitidos en la asamblea.

A pesar de esta exclusión, Jesús y San Pablo mostraron una apertura hacia los gentiles. Jesús inicialmente dijo que había sido enviado solo a las ovejas perdidas de la casa de Israel, pero más tarde les envió con la misión de hacer discípulos a todas las gentes. Además, San Pablo los llama coherederos y miembros del mismo cuerpo y participantes de la misma promesa en Cristo Jesús.