En la Biblia encontramos un pasaje en el que se hace la pregunta ¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? y la respuesta que Dios recibe de su profeta Isaías es “Heme aquí, envíame a mí”. Este pasaje se encuentra en el capítulo 6 del libro de Isaías en el Antiguo Testamento. Pero ¿qué significa esta respuesta? Heme aquí es una expresión que significa “aquí me tienes” y es una forma de mostrar disponibilidad y disposición para cumplir una tarea o un llamado.
Este no es el único pasaje en la Biblia en el que se utiliza la expresión “Heme aquí”. De hecho, hay seis personas en la Biblia que responden de esta forma al llamado de Dios. Cinco de ellas se encuentran en el Antiguo Testamento y una en el Nuevo Testamento. En todos los casos, es una expresión de disponibilidad y disposición para cumplir la tarea que Dios les ha encomendado.
Isaías, quien respondió al llamado de Dios diciendo “Heme aquí, envíame a mí”, es un profeta del Antiguo Testamento que recibió una visión en la que fue llevado hasta el trono de Dios. En esta visión, recibió su llamado para predicar el arrepentimiento al pueblo. Su respuesta de disponibilidad y disposición para llevar el mensaje de Dios es una muestra de su devoción y compromiso con su fe.
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“Y tocó con él sobre mi boca y dijo: He aquí que esto ha tocado tus labios, y tu iniquidad es aquitada y borrado tu pecado. Después oí la voz del Señor, diciendo: ¿A quién aenviaré y quién irá por nosotros?”
¿Qué otros personajes bíblicos respondieron “heme aquí, envíame a mí” además de Isaías?
En la Biblia encontramos diversos personajes que respondieron “heme aquí, envíame a mí” cuando Dios los llamó para realizar una tarea específica. Uno de ellos fue Moisés, quien respondió así cuando Dios lo llamó para liberar al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. A pesar de que Moisés inicialmente se resistió al llamado, Dios lo capacitó para liderar a su pueblo y hacer grandes milagros.
Otro personaje bíblico que respondió de esta manera fue el profeta Jeremías. A pesar de sentirse incapaz y joven, Dios lo llamó para ser su portavoz y llevar su mensaje al pueblo de Israel. Jeremías confió en la capacitación divina y cumplió con su tarea a pesar de las dificultades que enfrentó.
También encontramos a Pablo, quien respondió de manera similar cuando Dios lo llamó a ser su apóstol. En su caso, Dios lo usó para llevar el mensaje de salvación a los no judíos y fundar iglesias en diferentes lugares. A pesar de las dificultades y persecuciones que enfrentó, Pablo perseveró en su tarea y su legado se mantiene vigente hasta nuestros días.