La iglesia, según la Biblia, es el cuerpo de Cristo. Esto significa que está compuesta por todas las personas que aceptan el don de la salvación de Cristo y siguen sus enseñanzas. La iglesia no es un edificio, sino una comunidad de creyentes que siguen a Jesucristo y buscan hacer su voluntad.
La primera vez que se menciona la iglesia en la Biblia
La primera vez que se menciona la palabra iglesia en toda la Biblia es en Mateo 16:18, cuando Jesús dijo: “sobre esta roca edificaré mi iglesia”. En este pasaje, Jesús se refiere a Pedro como la roca sobre la que va a construir su iglesia. La iglesia, por tanto, está edificada sobre la confesión de fe en Jesucristo como Hijo de Dios, como hizo Pedro.
El significado de la palabra iglesia
En griego, la palabra para iglesia es “ekklesía”, que significa “llamado a salir”. La iglesia es la congregación, o asamblea, de todas las personas que han sido llamadas por Dios a salir del mundo y seguir a Jesucristo. La iglesia no es sólo un grupo de personas reunidas para adorar a Dios, sino que tiene una misión específica en el mundo, que es llevar el Evangelio de la salvación a todos los seres humanos.
¿Quiénes son los llamados a salir?
La iglesia, la “ekklesía”, está compuesta por todos aquellos que han sido santificados y apartados para Dios. Es decir, aquellos que han aceptado a Cristo como su Señor y Salvador y han sido hechos santos por la obra del Espíritu Santo en sus vidas. La iglesia está formada por personas de todas las razas, culturas y naciones que han sido llamadas por Dios a compartir la vida en comunidad, a servir unos a otros y a hacer discípulos de todas las naciones.
Cómo se relaciona la iglesia con la salvación según la biblia
La iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene como función habilitar a las personas y las familias para hacer la obra de salvación y exaltación según la biblia. Esta obra consiste en vivir el evangelio de Jesucristo, cuidar de los necesitados, invitar a todos a recibir el evangelio y unir a las familias por la eternidad. Para lograr este propósito, la Iglesia provee autoridad y llaves del sacerdocio, convenios y ordenanzas, guía profética, apoyo al aprendizaje y enseñanza del evangelio, oportunidades de servicio y liderazgo, y una comunidad de santos.
La obra de salvación y exaltación se centra en el plan de felicidad de Dios, cuya obra y gloria es “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39). La inmortalidad es la posibilidad de vivir para siempre con un cuerpo físico resucitado, mientras que la vida eterna o exaltación consiste en llegar a ser como Dios y vivir en su presencia eternamente como familias. Esta obra es posible gracias a la expiación de Jesucristo, quien se asegura de que cada uno de los que hemos nacido en la tierra llegue a resucitar y logre la inmortalidad. Además, la expiación de Jesucristo también hace posible que seamos limpiados del pecado y que nuestros corazones cambien para que podamos recibir la vida eterna y la plenitud de gozo.
El sacerdocio es esencial en la obra de salvación y exaltación según la biblia, ya que Dios lleva a cabo esta obra mediante el mismo. La autoridad y las llaves del sacerdocio necesarias para dirigir la obra de Dios en la tierra fueron restauradas al profeta José Smith, y actualmente, los líderes de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tienen esas llaves. A través de la restauración del sacerdocio, se llama y autoriza a otras personas para que ayuden en la obra de Dios.
Las ordenanzas de salvación y exaltación también son esenciales en el plan del Padre Celestial. Al hacer convenios al recibir estas ordenanzas, como el bautismo, nos acercamos más a Dios y nos preparamos para regresar a su presencia y llegar a ser como él. La guía profética también es fundamental en la obra de salvación y exaltación, ya que a través de los profetas escogidos por Dios, se revela la verdad y se proporciona guía y amonestaciones inspiradas que nos permiten entrar y permanecer en la senda que conduce a la vida eterna.