El diezmo es una práctica muy importante en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y en otras denominaciones cristianas. Según la Biblia, el diezmo consiste en pagar el 10% de los ingresos anuales a la iglesia como una forma de demostrar nuestra gratitud a Dios por las bendiciones que nos ha otorgado. Esta práctica se basa en diversos versículos bíblicos, como Proverbios 3:9-10: “Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas; así tus graneros se llenarán a rebosar, y tus bodegas rebosarán de nuevo vino”.
Además del diezmo, la iglesia también promueve la práctica de las ofrendas, que son donativos voluntarios que se dan en adición al diezmo. Las ofrendas se utilizan para financiar otros programas de la iglesia, como la obra misional, el Fondo Perpetuo para la Educación, la construcción de templos y la ayuda humanitaria. Al dar el diezmo y las ofrendas, estamos siendo fieles a los mandamientos de Dios y demostrando nuestra generosidad hacia los demás.
Es importante recordar que el objetivo del diezmo y las ofrendas no es solo financiar los programas de la iglesia, sino también enseñar a los miembros a ser dadores alegres. Ser un dador alegre significa dar con alegría y de buena voluntad, sin sentir tristeza o necesidad al hacerlo. Esta actitud es importante al pagar el diezmo y las ofrendas, ya que la forma en que damos es tan importante como lo que damos.
De este modo, el diezmo es una práctica importante según la Biblia que consiste en pagar el 10% de los ingresos anuales a la iglesia. Además del diezmo, la iglesia también promueve la práctica de las ofrendas, que son donativos voluntarios que se dan en adición al diezmo. Al dar el diezmo y las ofrendas, estamos siendo fieles a los mandamientos de Dios y demostrando nuestra generosidad hacia los demás. Ser un dador alegre es una actitud importante al pagar el diezmo y las ofrendas, ya que la forma en que damos es tan importante como lo que damos.
¿Qué dice Malaquías sobre el diezmo en la Biblia?
El libro de Malaquías es uno de los últimos libros del Antiguo Testamento, y contiene una cita bíblica que habla sobre el diezmo. En Malaquías 3:10, Dios dice: “Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto–dice el SEÑOR de los ejércitos– si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Esto significa que Dios espera que traigamos el diezmo a su casa, para que pueda haber alimento suficiente para los sacerdotes y levitas que trabajan en ella.
La promesa de Dios a aquellos que obedecen este mandamiento es clara: si ponen a prueba su fidelidad en el diezmo, Él abrirá las ventanas del cielo y derramará bendiciones sobre ellos hasta que sobreabunde. El diezmo no es solo una obligación, sino también una forma de poner a Dios a prueba y de confiar en Él para proveer nuestras necesidades.
El alfolí mencionado en Malaquías 3:10 es un lugar de almacenamiento, donde se guardaba el grano y otros productos para la casa de Dios. Traer el diezmo al alfolí es una forma práctica de asegurarse de que los sacerdotes y levitas tengan suficiente alimento para mantenerse mientras realizan su trabajo sagrado. También muestra nuestra obediencia y confianza en Dios.
En resumen, Malaquías 3:10 es una cita bíblica clave que habla sobre el diezmo en la Biblia. Traer el diezmo al alfolí es una forma de mostrar nuestra obediencia y confianza en Dios, y de asegurarnos de que los sacerdotes y levitas tengan suficiente alimento mientras realizan su trabajo sagrado. Además, es una forma práctica de poner a Dios a prueba y de confiar en Él para proveer nuestras necesidades.